Después de nueve años sin pisar unas semifinales (2006) y de que no levante el trofeo desde 1996 (son ya 19 años), los aficionados de la Juventus están como locos con la visita al Bernabéu. Los paquetes de ‘viaje más entrada’ que ofrecía la entidad dos días después del sorteo, con precios cercanos a los 400 euros (parecidos a lo que le costó a los aficionados del Madrid viajar a Turín), se agotaron en cuestión de horas. El 5% del aforo del Bernabéu (4.200 localidades sobre un total de 84.000) que obliga a ceder la UEFA al equipo rival tendrá color bianconero. Y gran parte del mismo estará integrado por la afición más radical de la Juventus, la Curva Sud.
La Curva Sud ha sido recientemente sancionada con la clausura de su grada por dos partidos en el Juventus Stadium por los incidentes ocurridos en el derbi ante el Torino (tiraron una carta bomba en el Comunale que causó diez heridos). Por esta sanción, la Juventus celebrará su 31 Scudetto (aunque la entidad sigue diciendo que tiene 33 pues le quitaron dos por el Calciopoli) el sábado en el encuentro ante el Cagliari con esa parte de la grada vacía.
La Juve aún tiene un problema que solucionar con sus ultras, a los que apoyan y con los que la convivencia es total. AS fue testigo de cómo, en la víspera del partido ante el Madrid, una veintena de ultras se acercó a la puerta del centro deportivo de Vinovo y encendieron bengalas (mientras proferían cánticos ofensivos hacia los periodistas). Lejos de reprobar su actitud, varios jugadores se bajaron de sus coches al salir (también lo hizo Marotta), y se fotografiaron y grabaron vídeos con los móviles de los radicales.
Pero la afición de la Juve es mucho más que eso, la más numerosa (180 millones de personas) en el mundo tras las de Madrid, Barça y Manchester United (que se acercan a los 300 cada uno). 38 de esos 180 millones están en Europa y 13 en Italia (casi uno de cada cuatro de los habitantes del país).
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