Agredido salvajemente por hooligans alemanes el 21 de junio de 1998 en las inmediaciones del estadio Felix Bollaert de Lens después de un partido del Mundial de Francia, el policía Daniel Nivel aún sufre graves secuelas que le privan de cualquier autonomía, 20 años después de la agresión. "Continúa con su vida tranquila por su importante discapacidad, ya que perdió el 70% de sus capacidades", explica a la AFP Antoine Vaast, abogado de la familia Nivel, que pasa temporadas en Arras y otras en la Costa de Ópalo (norte de Francia).
De 63 años, el policía no puede salir solo de su domicilio debido a problemas de percepción causados por "su estado neurológico, a nivel de la audición y de la visión". "A simple vista, si no nos dirigimos a él no parece que tenga todos esos problemas", añade su abogado. Pero para vivir "es totalmente dependiente de su esposa (Lorette), que rebosa de ánimo y de energía.
Con un simple gesto consigue a veces hacerse entender", explica el abogado. La vida dio un vuelco el 21 de junio de 1998 para este padre de familia con dos hijos, Vincent y Nicolas.
Al poco de finalizar el partido del Mundial entre Alemania y Yugoslavia (2-2) en el estadio Bollaert, una treintena de hooligans irrumpieron en una calle en la que Daniel Nivel y dos compañeros hacían vigilancia. Los otros dos policías lograron huir, pero Daniel Nivel quedó solo ante los ultras.
El sargento de la brigada, de 43 años en aquel entonces, fue golpeado con violencia en la cabeza por varios hooligans y pasó seis semanas en coma. En total, seis alemanes fueron condenados a penas de cárcel por su participación más o menos directa en la brutal agresión del policía.
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