En la previa de su aniversario, Symmachiarii sacó un tifo para animar al conjunto carbayón en el derbi ante el Sporting de Gijón. En él, se veía a varios guerreros portando espadas, escudos y arcos, acompañados de un lema que rezaba: "Defensores de un escudo inquebrantable".
El regalo de cumpleaños no pudo ser mejor. Una victoria en el primer derbi asturiano de la temporada y ante el eterno rival. Pero antes de que el balón echara a rodar, Symmachiarii ya se había hecho notar en los aledaños del Tartiere, donde sus miembros encabezaron el recibimiento a la plantilla, con bengalas y cánticos de ánimo a los suyos.
La historia de Symmachiarii nos remonta a 1994, cuando nació con el simple objetivo de animar al Real Oviedo. Desde sus inicios, se han desmarcado del politiqueo que caracteriza a la mayoría de grupos del país, y a diferencia de sus predecesores, Brigadas Azules y Chiribís, extremadamente politizados. En definitiva, su fe se sostiene en tres pilares fundamentales: oviedismo, apoliticismo y antiesportinguismo.
El oviedismo, con sus ultras
Symmachiarii ha sido actualidad en las últimas fechas, después de que el Consejo Superior de Deportes (CSD), a través de la Comisión de Antiviolencia, instara al Real Oviedo a alejarse de cualquier tipo de colaboración con el grupo. Un hecho que provocó todo tipo de reacciones en las redes sociales.
Todo estalló tras lo acontecido en el choque inaugural ante el Extremadura, cuando Antiviolencia propuso sancionar 14 aficionados carbayones debido a los incidentes previos al inicio del partido. Algo a lo que contestó Symmachiarii con un comunicado oficial, en el que expresaba su malestar por la propuesta. Días después, ante el Mallorca, los ultras no entraron hasta el minuto 14, y lo hicieron aplaudidos por el resto de la afición. Una protesta contra el club, ya que a su entender no había puesto todo de su parte.
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