El partido entre el Girona y el Atlético de Madrid del domingo está suscitando más preocupaciones de las normales antes de tiempo: varias organizaciones independentistas están organizando movilizaciones y entregas de banderas anticonstitucionales antes del choque.
Pretenden reunir alrededor de 10.000 personas fuera del estadio, aunque no parece que el poder de convocatoria de la dichas organizaciones (según algunas fuentes ANC Girona estaría involucrada) vaya a alcanzar esas cifras. En cualquier caso, con muchas menos, la situación resultaría potencialmente peligrosa.
La habitual reunión de Antiviolencia, en lugar de ser el jueves como todas las semanas, se ha trasladado al viernes. De esta forma, el asunto de debatirá más tarde de lo normal, pero con tiempo de reacción suficiente.
Un factor que atenúa el riesgo es lo poco que está viajando el Frente Atlético esta temporada.
No se han detectado movimientos que hagan pensar en un desplazamiento de ultras a Cataluña. Por eso, a pesar de la más que probable movilización independentista, no es fácil que Antiviolencia lo declare como de alto riesgo, una catalogación que sólo se utiliza en previsión de actos violentos, no de índole política.
Falta de colaboración de los MossosLa preocupación en las distintas instituciones deportivas del país contrasta con la ya habitual falta de cooperación de los Mossos d'Esquadra que, de nuevo, no se están coordinando con el resto de cuerpos y fuerzas de Seguridad del Estado, ni colaborando para prevenir este tipo de situaciones de riesgo. Un problema que la Comisión Antiviolencia viene sufriendo ya de forma crónica.
Es responsabilidad de los Mossos todo lo que ocurra fuera del estadio, aunque si una pancarta de índole político (sujetada por 25 personas) llegase entrar y desplegarse en Montilivi, el Girona se enfrentaría a una posible sanción tanto de LaLiga, como de la RFEF.
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