miércoles, 30 de mayo de 2007

Un campeón sin hinchas, pero con toda la fe

Dicen los iconoclastas que Martín de Porres, negro limeño que subió a los altares por su misticismo y su benevolencia, tenía más cara de futbolista que de fraile. Y ahora resulta que el sorprendente campeón del torneo Apertura de Perú lleva su nombre. San Martín se proclamó ganador cuando aún faltan dos fechas para el final. Es el equipo con más partidos ganados y menos perdidos. Es el más goleador y el de la valla menos vencida. Los jugadores y el cuerpo técnico de Cienciano se dedicaron a minimizar a los “santos” y a burlarse de sus pobres antecedentes. Aseguraban que los derrotarían en la temida altura de Cuzco. Los limeños aguantaron en silencio, pero a la hora del partido ganaron por 2 a 1 y dieron la vuelta olímpica.San Martín de Porres llegó hace cuatro años a Primera, con la seriedad de sus directivos como única armadura. Nadie celebró el triunfo, pues el equipo no tiene hinchas. A los estudiantes de la universidad les ofrecen beneficios académicos a cambio de que vayan al estadio, pero sólo unas decenas lo hacen.Lo que nadie se atreve a pronosticar es hasta dónde llegará San Martín. Su caso recuerda al del San Agustín, equipo surgido de un colegio que llegó a ser campeón nacional en los años 80, pero que después desapareció sin ruido. Los titulares de los diarios limeños parecían reseñar un acontecimiento religioso: “Santo patrón”, “San Martín milagroso”, “Santo eres en verdad”, “El día de todos los santos”... Pero aquí no hubo intervenciones divinas, sino trabajo disciplinado. La verdadera clave del éxito.

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