Cuesta creerlo pero esta es la leyenda que ilustraba las tarjetitas de visita que dejaban los hinchas violentos del Aberdeen, los infames Aberdeen Soccer Casuals (ASC), hace unos cuantos años a los desgraciados rivales a los que les partían la cara. Sacó esto a colación porque el próximo jueves el Atleti recibe justamente al Aberdeen y lo que, sobre la hierba, será a todas luces el esperado reencuentro de los colchoneros contra un laureado clásico de Europa, puede convertirse en un gran problema para la policía en los aledaños del Vicente Calderón. El caso es que se esperan cerca de 3.000 escoceses sin entrada en Madrid y estos no serán precisamente como esos simpáticos bebedores de la Tartan Army que acompañan a la selección en sus desplazamientos.
Hablar de la historia de los Aberdeen Soccer Casuals es hacerlo de la génesis de un nuevo modo de entender el movimiento hooligan. Una moda que germinó en la Escocia de los primeros ochenta y contra todo pronóstico, no en Glasgow o Edimburgo sino justo donde nadie se lo esperaba, en la tranquila y costera Aberdeen. La ciudad pasó rápidamente de ser un apacible pueblo pesquero y textil a convertirse en la ciudad más próspera del país gracias al descubrimiento de petroleo en su costa. El codiciado oro negro , ya se sabe, trae puestos de trabajo y dinero inmediato y esas libras frescas cambiaron para siempre el aspecto de los hasta entonces, cabezas rapadas punk-styled al uso, hooligans del Aberdeen.
Ropa cara y marcas exclusivas llegaron al pueblo. Lacoste, Ellesse, o Levis sustituyeron a las bufandas, a las bomber y a los pantalones lavados con lejía en los armarios de los aficionados radicales que llenaban cada domingo las terraces del Pittodrie Stadium. Así nació el movimiento casual en Aberdeen, una tendencia que se extendió a las aficiones de medio mundo y que hoy en día tiene seguidores en las hinchadas de prácticamente todos los equipos. Zurrarse igual de fuerte pero vestidos con elegancia era la premisa de los ASC y de paso evitar las cada vez mayores medidas de seguridad de la policía escocesa mediante la técnica del camaleón. Esperemos que el jueves no la líen ni ellos ni los españoles.
Hablar de la historia de los Aberdeen Soccer Casuals es hacerlo de la génesis de un nuevo modo de entender el movimiento hooligan. Una moda que germinó en la Escocia de los primeros ochenta y contra todo pronóstico, no en Glasgow o Edimburgo sino justo donde nadie se lo esperaba, en la tranquila y costera Aberdeen. La ciudad pasó rápidamente de ser un apacible pueblo pesquero y textil a convertirse en la ciudad más próspera del país gracias al descubrimiento de petroleo en su costa. El codiciado oro negro , ya se sabe, trae puestos de trabajo y dinero inmediato y esas libras frescas cambiaron para siempre el aspecto de los hasta entonces, cabezas rapadas punk-styled al uso, hooligans del Aberdeen.
Ropa cara y marcas exclusivas llegaron al pueblo. Lacoste, Ellesse, o Levis sustituyeron a las bufandas, a las bomber y a los pantalones lavados con lejía en los armarios de los aficionados radicales que llenaban cada domingo las terraces del Pittodrie Stadium. Así nació el movimiento casual en Aberdeen, una tendencia que se extendió a las aficiones de medio mundo y que hoy en día tiene seguidores en las hinchadas de prácticamente todos los equipos. Zurrarse igual de fuerte pero vestidos con elegancia era la premisa de los ASC y de paso evitar las cada vez mayores medidas de seguridad de la policía escocesa mediante la técnica del camaleón. Esperemos que el jueves no la líen ni ellos ni los españoles.
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