martes, 27 de noviembre de 2007

TENSION POLITICA SE REFLEJO EN LOS ESTADIOS DE BELGICA

La tensión política que soporta Bélgica, donde no es posible las formación de un nuevo gobierno desde hace seis meses, se reflejó en los estadios de fútbol con coros racistas entre flamencos y franco parlantes. El partido de la Serie A entre Genk y Olympic de Charleroi estuvo suspendido durante cinco minutos cuando los locales de origen flamenco insultaron a los visitantes. El árbitro explicó que se amparó en el reglamento, que exige la suspensión del partido cuando se escuchan insultos sistemáticos. El entrenador de la escuadra flamenca de Genk, Hugo Bross, criticó la decisión y se enfrentó con opiniones contrarias de su par del Charleroi, Danni Ost, y del presidente de la comisión de árbitros local, Robert Jeurissen, quien apoyaron la decisión de parar el juego. Un aporte a la calma lo entregó el arquero de Genk, Logan Bailly, quienes se acercó a los hinchas de su escuadra y le mostró que él mismo era franco parlante. "Por lo menos, dejaron de gritar insultos y corearon mi nombre", apuntó el portero, tras el partido que Genk ganó 4-2. Bélgica es actualmente un estado federal compuesto por tres comunidades (francófona, flamenca y germanófona) y tres Regiones (valona, flamenca y bruselense), que se reparten las competencias. Cada zona dispone de órganos legislativos y ejecutivos propios y esa ausencia de jerarquía y de reparto de jurisdicciones entre el Estado Federal, las Regiones y las Comunidades constituyen los fundamentos del federalismo belga. Hay dos grandes comunidades lingüísticas, separadas por una frontera lingüística: los flamencos en el Norte de habla neerlandesa, y al sur los valones que hablan francés. Bruselas, compuesta por 19 municipios y enclave dentro de la Región flamenca, es bilingüe, aunque la mayoría de sus habitantes son francófonos. Al este de Bélgica se encuentra una tercera comunidad de habla alemán.

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