domingo, 4 de noviembre de 2007

Y se hizo la calma chicha

La fiesta del fútbol canario no defraudó a nadie. Uno de los mejores derbis de los últimos años reunió todos los ingredientes necesarios para que los aficionados se fueran satisfechos del estadio Heliodoro Rodríguez López, independientemente de las expectativas que se habían creado en relación con el resultado del partido. Quizás se echó en falta alusiones carnavaleras que dieran aún más colorido al entorno. La deportividad también fue exquisita, sin que ello fuera en detrimento de los siempre necesarios piques entre ambas hinchadas. Al final, reparto de puntos entre las dos aficiones, que demostraron por qué son de las más elogiadas del concierto nacional.
La marea blanquiazul inundó desde muy temprano las calles aledañas al estadio Heliodoro Rodríguez López. El optimismo que irradiaban los rostros de los chicharreros contrastaba con las visibles secuelas de los canariones, ocasionadas por los sinsabores sufridos como consecuencia del nefasto inicio de competición de los suyos. En el primer tiro a puerta del partido (Santos, 2´) el ¡uuuy! de los seguidores tinerfeños saturó de decibelios el audímetro del recinto santacrucero.El gol de Nino (7´) desató la locura del público anfitrión y aletargó a una hinchada visitante que más tarde recuperaría su ¡pío, pío! con el tanto de Darino (18´). La grada local enmudeció y se advirtió en ella cierto nerviosismo, que combatía devorando pipas, mascando chicles o, simplemente, maldiciendo. Hasta que estalló de nuevo el júbilo de los locales con el trallazo a la red de Culebras (52´). Entonces las bufandas azul y blanco ondearon al viento y el ¡Las Palmas es de Segunda B! silenció por completo al ¡poder amarillo oe,oe!. La estampa del estadio chicharrero era la soñada, eso sí, sólo censurada por el lanzamiento de una bengala que pronto se encargaron de apagar las olas provocadas por la marea tinerfeñista. Pero Adrián estableció definitivamente la calma chicha y reactivó el ¡a por ellos! coreado por las más de 600 gargantas amarillas que terminaron interpretando ¡ay, ay, ay, ay, canta y no llores! En los últimos minutos del encuentro los anfitriones cogían aire para gritar el último ¡gooool!... que nunca llegó. El pitido final dio entonces lugar a un tímido murmullo que se ahogó entre los cánticos de los incondicionales visitantes.El ambiente más festivo y deportivo del fútbol canarioLa afición tinerfeña sorprendió con el despliegue de una pancarta en la que rendía homenaje a sus señas de identidad. Sobre la leyenda "blanquiazul es un sentimiento" aparecía el año de su fundación (1922) en grandes dimensiones cuyos dígitos se separaban con escudos del CD Tenerife, a la vez que se mostraba una réplica sobre lienzo de la histórica Puerta de Herradura. Los seguidores de la UD Las Palmas se identificaron con el lema "Señero sin par", además de con sus atuendos donde, lógicamente, predominaba el color amarillo. Con todo, ambas parroquias mantuvieron el civismo en todo momento y participaron de una fiesta que ahora toca celebrar en tierras grancanarias.

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