martes, 4 de diciembre de 2007

Víctima de su propia barra

El colonense Roberto Carlos Jaén se encuentra en la sala de cuidados intensivos del Hospital Nacional, recuperándose, tras ser impactado en la cabeza por un barril cervecero de metal que le cayó desde el segundo piso cuando se disponía a salir del estadio Rod Carew.
El domingo, junto a su esposa, Vanessa, fue a ver al equipo de sus amores, el Árabe Unido, al que había seguido toda la campaña y quería verlo coronarse ante el San Francisco.
Junto a su esposa y cientos de aficionados colonenses viajó hasta la capital para presenciar el juego; sin embargo, por cosas del destino, decidió salir antes que se resolviera el partido por la tanda de penales, para evitar cualquier desgracia. Su suerte fue otra.
Jaén fue alcanzado en la cabeza por un barril vacío de cerveza de aluminio, que algún simpatizante del Árabe Unido lanzó desde la parte superior del coliseo a la parte baja de la rampa de salida.
Jaén fue al estadio acompañado por su hermano Roberto Jaén Jr. y la esposa de este último, a quienes siempre les ha gustado ver al Árabe Unido.
AMBIENTE CALIENTE
Ese domingo, dice el afectado, la situación estaba caliente en el interior del estadio como ha sido usual entre la barra del equipo de la costa atlántica y los agentes del orden público, por eso Roberto Carlos decidió salir del estadio antes que terminara el partido, para evitar el tumulto a la hora de desalojar el coliseo.
Su padre, Roberto Jaén, que ese domingo no acompañó a sus dos hijos y prefirió quedarse en casa, dice que por lo regular cuando van al estadio prefieren quedarse varios minutos más después de terminado el partido para evitarse problemas.
Sin embargo, Roberto Carlos decidió salir anticipadamente junto a su esposa, mientras su hermano mayor prefirió permanecer viendo el desenlace de los penales.
ACCIDENTE
Jaén nunca se dio cuenta de lo que le sucedió. Cuando abrió los ojos lo llevaban en brazos y más tarde estaba en el hospital San Miguel Arcángel de San Miguelito.
Su esposa, Vanessa, dice que repentinamente el barril de aluminio le cayó en la cabeza, pegándole en la frente, lo que provocó que su esposo de desplomara y se desmayara.
Fueron minutos de zozobra, recuerda Vanessa, porque nadie los socorría. Miembros de la barra colonense, recuerda, iban saliendo apresurados del estadio también mucho antes de terminado el encuentro.
Vanessa comentó que le dijo a dos agentes de la policía que le ayudaran con una ambulancia que estaba en el interior del estadio, pero estos le contestaron que fuera al otro extremo del coliseo donde estaba estacionada. Ni siquiera se dieron a la tarea de llamar por medio de su radioteléfono.
Finalmente Vanessa suspiró cuando entre la gente que pasaba agitada a su alrededor, dos samaritanos llegaron en su ayuda y le socorrieron llevando cargado a su esposo hasta el automóvil para sacarlo del estadio.
ATENCIÓN MÉDICA
En el hospital San Miguel Arcángel le dieron los primeros auxilios de manera inmediata gracias a que la esposa del hermano del accidentado conocía algunas enfermeras y doctores de turno, sin embargo, allí le cosieron la frente como pudieron pero no tenían un Cat, por lo que tuvieron que movilizarse al Hospital Nacional de la Justo Arosemena.
LA HORA DE LA AMBULANCIA
Tuvieron que pagar una ambulancia particular, por 370 dólares, porque el San Miguel Arcángel no puede hacer uso de ese vehículo hacia un hospital privado, sino tiene que ser de público a público, dijo Vanessa.
Roberto Carlos Jaén, de 28 años de edad, es un mayorista de la diario La Prensa en Colón y trabajador de la Boyd Brother. En el percance sufrió un prolongado corte en la frente, golpe en el cuello, fractura en el tabique nasal; sus ojos estaban hinchados, pero a diferencia del domingo, ayer ya hablaba y se reponía. Se presume que tenga fractura entre la frente y el tabique, pero los galenos dijeron que había que esperar a que deshinchara en caso de hacerle una intervención quirúrgica.
Jaén se lamentó de que la barra colonense se pasara de revoluciones, porque por fortuna el barril le cayó por la frente y no de lleno en su cabeza.
DEFICIENCIA POLICIAL
La familia del afectado se lamentó de los hechos y, como muchas otras personas, señaló que la policía falló en la seguridad del estadio.
Todos coinciden, como sucedió en efecto, que mucho antes del lanzamiento de los penales, la Fuerza Pública echó gases y otras sustancias tóxicas que contaminaron el área central de las graderías de butaca del estadio Rod Carew, donde además de los revoltosos había muchas otras familias colonenses.
Huyen de los gases
El olor del gas se dispersó hasta el tercer piso donde estaban las cabinas de transmisión y la sala de la prensa escrita, en la que los periodistas también se vieron afectados.
La fanaticada colonenses tuvo que huir en estampida del olor a gas y lo hizo hacia su mano izquierda, donde había un sector de la gradería vacía, que colindaba con la fanaticada del San Francisco.
Dicen los quejosos que en ningún momento la barra colonense corrió a ver los penales, sino que se movilizó para huirle al fuerte olor del gas, y en su recorrido algunos fanáticos intentaron enfrentar a la barra del San Francisco.
Esto pudo haber provocado que algunos simpatizantes del Árabe Unido salieran en estampida destrampando cuanto encontraran en su camino, rompiendo cristales y tirando las bengalas a la cancha, que en un principio se había dicho estaba prohibido. Salieron enardecidos, tirando barriles de cerveza, palos, basura, relató Vanessa.
El hermano de Roberto Carlos dice que varios barriles de cerveza estaban apiñados afuera de local donde venden la bebida alcohólica, lo que fue aprovechado por algunos de la barra colonense para tomarlos y tirarlos en las graderías y donde se le antojara.
La Anaprof dijo que hay un seguro que correrá con los gastos del afectado.
Ayer, mientras tanto, el Rod Carew mostraba las huellas del vandalismo donde se calcula que los daños materiales están cuantificados en alrededor de 10 mil dólares.

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