El descontento de los aficionados valencianistas sube de nivel. Con el pitido final, la mayoría de los 35.000 espectadores se giraron hacia el palco para expresar su malestar por los pésimos resultados del equipo, sobre todo en casa, donde lleva tres partidos consecutivos sin marcar. Pañuelo en mano y con gritos de «fuera, fuera», los hinchas se cebaron con los consejeros del club, pues Juan Soler sigue sin sentarse en el palco de Mestalla desde la pitada que se llevó contra el Athletic de Bilbao (0-3).
Tras el encuentro, los aficionados más exaltados se quedaron en los alrededores del estadio entonando cánticos contra Soler y pidiendo la cabeza de Ronald Koeman. Llegaron, incluso, a zarandear el coche del técnico holandés con él dentro cuando éste se decidió a abandonar el estadio.
Por si todo eso fuera poco, la manifestación contra Juan Soler convocada para antes el partido se convirtió en una escenificación del cisma que vive la afición valencianista, dividida entre quienes critican el destierro de Albelda, Angulo y Cañizares y entre quienes lo aplauden porque les consideran unos «mercenarios».
Tras el encuentro, los aficionados más exaltados se quedaron en los alrededores del estadio entonando cánticos contra Soler y pidiendo la cabeza de Ronald Koeman. Llegaron, incluso, a zarandear el coche del técnico holandés con él dentro cuando éste se decidió a abandonar el estadio.
Por si todo eso fuera poco, la manifestación contra Juan Soler convocada para antes el partido se convirtió en una escenificación del cisma que vive la afición valencianista, dividida entre quienes critican el destierro de Albelda, Angulo y Cañizares y entre quienes lo aplauden porque les consideran unos «mercenarios».
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