Mi adorable vecino

Tan cerca, tan lejos. La emotividad del fútbol, el plus pasional que condimenta las contiendas, tiene mucho que ver con el grado de parentesco de un rival y otro, y de esta manera influye tanto su vecindad como el grado de simpatía que ésta despierta. La liturgia que envuelve a un encuentro se vuelve más o menos efervescente y airada en la medida en la que hay en juego una rivalidad encarnizada o se maneja una contienda entre equipos que no se soportan.
Más o menos, esto les ocurre a Osasuna y Zaragoza -no es el único caso, hay enfrentamientos que desde el comienzo de los tiempos son irreconducibles, ahí tienen el Sevilla, el Madrid, el Logroñés o el Sabadell-, una disputa que tiene su tela, y que viene alentada por lenguas que escupen fuego y que se reparten por igual en uno y otro barrio. Tan angelotes son los de un sector muy concreto de Graderío Sur, como los que vienen de allá del Ebro y que se hacen llamar Ligallo Fondo Norte y Colectivo 1932. Unos piezas.
En los años 80, en Zaragoza, las fuerzas del orden se pusieron las botas de repartir estopa entre los aficionados rojillos que se acercaban por La Romareda. No es cosa nueva. Tampoco lo es que los que desde allí penetraban en la muga no fueran recibidos con flores. Todo este acaloramiento tiene precedentes en el tiempo, también en los riñones de alguno, pero los forofos más enérgicos -los que otras veces enardecen al personal cuando anda medio muermo, enarbolan la bandera del hincha, los que recurren a la inventiva para animar a su equipo, desnudar y denunciar las injusticias o simplemente mofarse de los poderosos- se encargaron de tropezar en las zancadillas y caer a la misma altura.
8 de marzo de 1992
Provocaciones y gran tensión

resultas de un Osasuna-Zaragoza (1-0) celebrado el 8 de marzo de 1992 y en el que el árbitro, Ramos Marcos, salió entre aplausos, se desencadenó una chispa que, por ahora, al menos entre los exaltados, resulta incontrolable. Por aquel entonces, se llegaron hasta Pamplona unos 2.000 aficionados maños, la mayoría de ellos miembros de las peñas más radicales del Zaragoza y allí por donde pisaron no volvió a crecer la hierba. Esa gente se dedicó a sembrar de incidentes el Casco Viejo pamplonés durante la mañana de aquel domingo. Se les acusó de quemar una ikurriña, entonaron repetidas veces el Cara al Sol y lucían tan campantes la esvástica nazi y varios símbolos ofensivos. Cosas de otros tiempos. También se encargaron de entrometerse y echar por tierra una manifestación del Día de la Mujer Trabajadora que se celebraba ese día en la Plaza del Castillo bajo el grito de Viva España . Como es lógico de adivinar, al llegar al estadio no se calmaron mucho más. Lo que aguantaron ese día los rojillos que se sentaban en Grada Lateral, justo debajo de los cafres , no tiene nombre.
Una vez en El Sadar, una de las peñas más apasionadas de Osasuna se encargó de reprobar la actitud de los aragoneses con varios bufidos peculiares. Al tiempo que los zaragocistas prendían varias bengalas que ocasionaron el retraso del encuentro, los rojillos, aquel sector minoritario pero gritón, se salió por la tangente con una canción injuriosa que aludía a la Virgen del Pilar. El insulto no se merece una línea más. Aparte de las palabras malsonantes, uno de los autobuses desplazados de Zaragoza sufrió la rotura de una de sus lunas por un apedreamiento.
El incidente dialéctico en el que se mencionaba a la patrona maña sentó a cuerno quemao . Ambas directivas, la de Osasuna presidida por Fermín Ezcurra, y la del Zaragoza, por José Ángel Zalba, se mostraron terriblemente disgustados por aquellos hechos y se encargaron de apalabrar un mensaje de paz. No tardó ni tres días el presidente rojillo en realizar un acto de desagravio para con el club vecino. Tras una reunión de la junta, Osasuna envió un ramo de flores a la imagen de la Virgen del Pilar que se conserva en la iglesia de San Nicolás. Allí, a sus pies, se pretendió zanjar el menosprecio.
el pacto de 2004
Un manifiesto antiviolencia
Después de aquellos altercados, la trifulca en el foro de los gobernantes se centró en la falta de previsión y el escaso cordón de seguridad que acompañó a los hinchas del Zaragoza en su visita -por este motivo abandonaron el estadio al mismo tiempo que el resto de espectadores, cosa ésta que, con los nervios a flor de piel, no conviene-. Desde entonces, cuando los ultras -este tipo de gente se ha encargado de que el aficionado medio ya ni se plantee el viaje a una ciudad vecina por la hostilidad creada- ponen su pie por la Ribera, la Policía ya está atenta. En sus últimas fechorías, el 12 de diciembre de 2004, los Ligallo permanecieron dos horas retenidos en una estación de servicio de Zaragoza por realizar pintadas y generar escándalo público. Entonces accedieron al estadio en el minuto 37 de encuentro. Una vez en sus localidades, se enzarzaron con una parte de Graderío Sur en sus diatribas particulares. Unos lanzaban sentencias a favor de ETA y otros se juramentaban en defender bien alto el honor de los cabezas rapadas; los de aquí se metían con la Virgen del Pilar o entonaban el famoso estribillo que mezcla la goma 2 y Aragón, mientras que los otros ligaban el hecho de ser navarros con la cámara de gas. Las autoridades no dejaron caer estos hechos en el olvido.
Con motivo del partido de vuelta en La Romareda, el 30 de abril de 2005, se realizó una comida de hermandad entre diferentes estamentos deportivos y políticos de Osasuna y Zaragoza y se firmó un manifiesto contra la violencia. El acercamiento también buscaba que los próximos duelos entre ambos equipos no fueran declarados de alto riesgo y se convirtieran en una fiesta. Vicente Ripa ya vaticinaba por entonces que eso podía resultar "una utopía". Al día siguiente, el sector de hinchas desaforados de La Romareda se encargó de rubricar que casi seguro que es una utopía que Osasuna y Zaragoza se lleven bien y sean amigos cordiales. Otra cosa es que cunda la normalidad. El que mañana quiera reñir que se quede en casa. Está de más.
Ligallo Fondo Norte vendrá a Pamplona
En las oficinas del Club Atlético Osasuna no se tiene constancia oficial de que los hinchas maños vayan a acudir al Reyno de Navarra mañana por la tarde, porque de hecho el Real Zaragoza no ha solicitado entradas. Sin embargo, en el entorno de la entidad aragonesa se conocen las intenciones de la Peña Ligallo Fondo Norte que, según parece, tiene pensado desplazarse hasta Pamplona. De hecho, en su página web, anuncia su desplazamiento a Pamplona para los interesados. Con tal información, Osasuna ya se ha encargado de reservar para estos seguidores y el cordón de seguridad que les acompaña la esquina de la zona de Tribuna Alta con Tribuna Gol que tradicionalmente es ocupada por las hinchadas visitantes. Las Fuerzas de Orden y Seguridad del Estado también están avisadas del viaje de los ligallos , así que nada más entrar en Navarra tendrán un marcaje especial