lunes, 31 de marzo de 2008

Incidentes previos controlados y colorido en las gradas

Balaídos vivió ayer su mejor entrada de la temporada. Y no por la masiva presencia de celtistas, que hubo algunos cientos más de los habitual, sino por la masiva presencia de hinchas del Sporting de Gijón, conocida como la Mareona, que arrastró a cuatro mil aficionados desde tierras asturianas.
El colorido rojiblanco se vivió en Vigo ya desde el sábado por la tarde con múltiples aficionados que aprovecharon el fin de semana completo.
Los sportinguistas adelantaron la hora y fueron asomando por las inmediaciones de Balaídos a partir de las diez de la mañana. Durante esos prolegómenos se produjeron los escasos incidentes de la jornada, a pesar de la intensa presencia policial debido a que el partido había sido declarado de alto riesgo.
Un grupo de Celtarras y de Ultra Boys protagonizaron un tímido enfrentamiento antes de entrar al estadio, que fue inmediatamente atajado por la policía con una pequeña carga que no pasó a mayores.
Los aficionados radicales de ambos equipos ya había protagonizado incidentes en el pasado, más concretamente en la visita del Celta a Gijón hace tres temporadas. Sus ideologías son opuestas y no son capaces de ver que están unidos por el fútbol, algo que debe estar por encima de cualquier postura política.
Un par de detenidos
Ya dentro del estadio los clásicos insultos entre ambas facciones. Para evitar una situación incómoda, las fuerzas del orden decidieron mantener a los Celtarras dentro del estadio a la conclusión del partido, para dar tiempo a que los alrededores de Balaídos se despejasen de aficionados asturianos. Pudieron salir media hora después de que pitase el árbitro, sin ya ningún rojiblanco en la zona.
Sin duda, la Mareona regresó feliz a su tierra después de un empate que les supo a gloria porque les mantiene en la tercera posición y sobre todo después de ver como había transcurrido el encuentro.
Dentro del estadio el ambiente fue muy atractivo, con la grada de Preferencia completamente llena con los colores rojos y blancos, aunque los sportinguistas estuvieron repartidos por todas las gradas del estadio, incluso en Río Alto se les reservó un lateral porque la grada destinada para ellos se quedó pequeña.
En la megafonía sonó música diferente al pop habitual, que se cambió por melodías tradicionales gallegas, aunque para que estas a quien más motivaron fue al portero de Chantada Roberto, héroe del encuentro.

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