La brutal agresión de cinco jóvenes neonazis a un diseñador gráfico que no quiso darles un cigarrillo ocurrida el pasado 1 de mayo en la ciudad italiana de Verona ha generado una gran alarma social en el país gobernado por Silvio Berlusconi. Los cinco ultraderechistas han sido ya detenidos y el alcalde de la ciudad, del partido ultraconservador de la Liga Norte, ha pedido para ellos “penas ejemplares”. Según los informes de la policía, en Italia hay unos 65 grupos xenófobos y racistas actuando por todo el país, especialmente en la zona norte.
La policía italiana ha detenido ya a los cinco jóvenes de entre 19 y 20 años que el pasado 1 de mayo propinaron una brutal paliza a Nicola Tommasoli, un joven de 29 años que se negó a darles un cigarrillo. Según informó El País, el agredido falleció este lunes en el hospital de Verona (norte de Italia). La brutalidad del caso ha conmocionado al país y ha desatado la alarma social. Los jóvenes detenidos, todos de clase alta, pertenecían a un grupo de hinchas ultras del equipo de fútbol de la ciudad.
55.000 ultras
Según un informe de los servicios secretos italianos hecho público ayer, en el país hay unos 55.000 jóvenes repartidos en 65 grupos de corte neonazi, racistas y xenófobos, que no dudan en agredir a quienes consideran diferentes. Según el director de la Policía de Prevención, Carlo De Stefano, a estos grupos “les mueve la violencia en sí misma, contra el que es distinto por el color de la piel, credo religioso o simplemente manera de vestir”.
"Sin valores culturales ni políticos"
El auge de estos grupúsculos ultraderechistas, especialmente en el norte de Italia, es un hecho que preocupa cada vez más a las autoridades. Para De Stefano, sus integrantes “no tienen valores culturales ni políticos salvo la discriminación, la xenofobia y el racismo”.
"Penas ejemplares"
El alcalde de Verona, el derechista Flavio Tosi, miembro de la Liga Norte, ha pedido “penas ejemplares” para los agresores de Tommasoli. Tosi, que fue elegido por mayoría absoluta en 2007, en una de sus primeras decisiones políticas expulsó a los gitanos de la ciudad alegando que “perturbaban la belleza del casco histórico”.
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