
Para los demás, palabras nada cariñosas. Silbidos e insultos. Además, un grupo de aficionados les esperó en la puerta del estadio para mostrarles su malestar, por ello tuvieron que permanecer casi una hora en el vestuario por motivos de seguridad y salieron escoltados y en fila india (como el Zaragoza) ante los profesionales de los medios de comunicación.
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