miércoles, 25 de febrero de 2009

Bengalas lanzadas por la zona de los Boixos

Aprovechando la relativa cercanía de Lyon, unas seis horas de carretera desde Barcelona, muchos fueron los aficionados barcelonistas que reservaron su entrada con antelación y formaron parte de una caravana de autocares y coches particulares que fueron llegando de forma escalonada en las horas previas al partido. Sólo las bengalas, entre 10 y 12, lanzadas desde la zona de los Boixos Nois sin que llegaran al césped, empañaron el masivo desplazamiento de unos 2.100 'culés'.
Aunque como punto de encuentro del barcelonismo estaba planeado la estatua al Rey de Francia Louis XIV en la Place Bellecour, entre los ríos Ródano y Saône que cruzan la ciudad, el frío que hacía en la amplia explanada invitó a los seguidores a explorar los bellos rincones del casco antiguo, aunque algunos valientes sí se subieron a la enorme noria situada junto a la oficina de turismo. Se escucharon cánticos en las inmediaciones de la Catedral de St-Jean y se vieron banderas y camisetas en la Place des Terreaux, al lado del ayuntamiento, en cuyo balcón celebran los títulos de la Ligue 1 los jugadores del Lyon. Ya van siete años consecutivos haciéndolo y camino del octavo.
En el casco antiguo coincidieron los seguidores, muchos peñistas, con un grupo de directivos que también salieron a estirar las piernas ayer por la mañana tras el homenaje del lunes por la noche en el prestigioso restaurante Auberge du Pont de Collonges, un tres estrellas en la guía Michelín gracias a la cocina de Paul Bocuse, "el Pelé de la gastronomía" según Ferran Adrià.
'La ciudad de Lyon da la bienvenida a los seguidores del Barça' rezaba un rótulo en la oficina de turismo junto al escudo de ambos clubs. Fue una demostración de la concordia entre ambas aficiones que se vivió en las horas previas. La mayor parte de los seguidores del Barça entró en el Stade Gerland una hora antes del comienzo. Ubicados en un córner, animaron y quieren seguir haciéndolo en más desplazamientos europeos, también en Roma, por supuesto

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