viernes, 23 de octubre de 2009

Blindados por la policía

Resultó sorprendente y casi esperpéntico. La policía serbia sometió a los aficionados del Unicaja y al propio equipo a un control extremo durante su estancia en Belgrado. Agentes uniformados y de paisano controlaron cada movimiento de los malagueños por la capital balcánica después de que un hincha del Toulouse fuese asesinado hace unas semanas por ultras del Partizán antes de un partido de la Liga Europa de fútbol. Brice Taton, que así se llamaba el aficionado francés, fue apaleado y murió dos semanas después como consecuencia de los golpes recibidos.
Este hecho y una reciente espiral de violencia entre los ultras de la zona provocó el blindaje de la expedición malagueña. Agentes de la policía secreta controlaron pasaporte en mano todos los movimientos de los malagueños, aconsejándoles no dispersarse ni acercarse a determinadas zonas de la ciudad. Sólo una decena de aficionados del Unicaja se desplazaron a Belgrado y durante algunos momentos el número de policías los igualaba. El nerviosismo era palpable entre las fuerzas de seguridad serbia, cuyo dispositivo para el partido de ayer fue superior incluso al desplegado cuando el Unicaja visitó el Pionir las dos últimas temporadas.
El control fue total. La policía hacía recuento de los aficionados malagueños en todo momento y situaba efectivos delante y detrás del grupo con apoyo incluso de vehículos. La presencia policial resultó desproporcionada, puesto que provocó el efecto contrario, es decir, el grupo de aficionados llamaba la atención por donde quiera que iba al estar acompañado por ese amplio contingente. Por fortuna no hubo que lamentar incidentes.

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