lunes, 22 de febrero de 2010

Gran pitada y abucheos contra el rey y el himno español

Llevaba el rey Juan Carlos de España desde 2001 sin presidir ninguna final de Copa hasta que, ayer, regresó para hacer acto de presencia en el palco de autoridades del Bizkaia Arena. Su salida a escena, producida a escasos minutos de que diera comienzo la contienda, fue recibida por una abrumadora pitada y constantes abucheos, ambas expresiones mayoritarias en los graderíos, aunque también hubo aficionados que aplaudieron su presencia en un evento en el que no es un habitual.
Se aguardaba la reacción del público del BEC ante la presencia del monarca español y ésta acabó siendo la esperada, al igual que lo ocurrido cuando empezaron a sonar los primeros acordes del himno español. Gran parte de los aficionados vascos y catalanes, mayoría absoluta en el recinto de Ansio, sacaron a relucir grandes ikurriñas y senyeras, al tiempo que pitaban de manera más que sonora y proferían gritos de "fuera, fuera". Tal era el abucheo que los encargados de sonido decidieron subir el volumen del himno, a lo que el Bizkaia Arena respondió subiendo también la intensidad de los pitos y los gritos. Al final, la reproducción del himno tuvo que ser interrumpida, siendo su duración más breve de lo habitual. A partir de ahí, su presencia en el palco de autoridades, donde se sentó junto al lehendakari Patxi López, pasó bastante desapercibida, aunque con el encuentro ya totalmente resuelto hubo un momento en el que la afición baskonista se acordó de él para dedicarle el siguiente cántico: "Paga el abono, Juan Carlos paga el abono".
Las medidas de seguridad con motivo de su asistencia al partido fueron elevadas a lo largo de la noche del sábado y durante todo el día de ayer, con registros individualizados a toda persona que entrara en el pabellón.
Por otra parte, el comportamiento de los casi 15.000 aficionados que se dieron cita en el BEC tuvo el lunar de un representante de la hinchada del Real Madrid que dio la nota discordante. Ese aficionado salió a cancha para participar en uno de los concursos de los tiempos muertos y acabó realizando gestos con el dedo corazón en alto a las localidades donde se sentaban los aficionados del Baskonia y el Barcelona. La Ertzaintza se lo llevó nada más abandonar la pista.

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