lunes, 4 de octubre de 2010

Llega el espíritu de Amunike

En pocas facetas de la vida se cambia tan rápido de la tristeza a la alegría, del insulto al elogio o de los silbidos a los aplausos. El fútbol tiene esa magia. Hace tan solo 15 días, las gradas de El Arcángel experimentaron la cara B que desea mostrar el aficionado. Esa que le hace desgañitarse y apesadumbrarse al ver la peor versión del equipo al que sigue. Ante el Xerez, el público abandonó las gradas del estadio dejándolas casi vacías incluso antes de terminar el encuentro. Ayer, ante el Barcelona B, floreció la reacción antípoda. Eso sí, las gradas también se quedaron menos habitadas de como empezaron el choque, pero esta vez fue debido a la tranquilidad del marcador y no por desacuerdo con los jugadores.
Con dos triunfos consecutivos la complacencia es mayor. El despegue clasificatorio del conjunto de Lucas Alcaraz ha coincidido con la mejor entrada de la temporada en El Arcángel. 11.870 espectadores, más de 3.000 con respecto a los dos primeros choques de liga ante el Rayo Vallecano y Xerez, pueden servir de acicate para repescar a una parte del cordobesismo que estaba dormida debido a las temporadas planas que venía haciendo el equipo. El repunte se puede notar en los próximos encuentros y, por ende, en las arcas del club.
Y es que el espíritu de Amunike, aquel jugador que militó en el Barcelona y que era todo coraje y corazón --de la calidad mejor no decir nada-- voló ayer sobre El Arcángel, aunque también lo hace por cada campo por el que pasa Luis Enrique. El técnico del filial debe acordarse de su ex compañero nigeriano semana tras semana. La culpa es de las aficiones, que no dejan de cantar: "Luis Enrique tu padre es Amunike".
El padre del asturiano se encarnó ayer en los cuerpos cordobesistas. Demostraron más corazón que calidad --aunque el segundo gol fue brillante-- y eso el público lo reconoce.
El Arcángel vuelve a ser un fortín. El de ayer fue el primer triunfo liguero de la temporada como local. Se vuelve a ser fuerte en casa y la filosofía de la campaña pasada --sólido en defensa y efectivo en ataque-- se plasmó de nuevo sobre el maltrecho césped. Además, también fue el primer encuentro en el que se mantiene la puerta a cero.

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