lunes, 7 de marzo de 2011

La afición grana se fue entre insultos

Ser seguidor del Real Murcia es una tarea complicada, sólo reservada a unos pocos valientes cargados de moral. Como los más de veinte aficionados murcianistas que el domingo arrancaron de madrugada hacia Estepona y que tras acabar el partido se volvieron a meter entre pecho y espada 485 kilómetros para regresar a casa. Mil kilómetros en en menos de 24 horas y gastándose unos 50 euros por cabeza.
Aunque lo peor fue lo que tuvieron que soportar en la grada del Municipal de Estepona: «Nos han insultado, nos han tirado de todo y encima nos han amenazado. No nos pasaba esto desde hace muchos años y sobre todo que nos insultaran de esta forma. Estábamos completamente rodeados y nuestra actitud ha sido correcta», comenta Pedro Corbalán, de la peña Punto de Penalty.
Pero lo peor no acabó ahí. Tras el partido algunos aficionados malagueños, aún resentidos, los esperaron en los coches para agredirles: «Lo mejor era ignorarles, aunque se cabreaban aún más. Tras el primer gol del Real Murcia hemos gritado, hemos saltado y lo hemos festejado, como siempre. No les ha sentado bien y nos han insultado y arrojado cáscaras de pipa y otros objetos. Después del partido tuvimos que esperar para desalojar el campo. La policía nos acompañó a los coches donde todavía nos esperaban algunos», comentaba Salva, miembro de la peña Recambios Franc, desplazada a Estepona junto a Foro Grana o Richi Picatres.
Dentro del terreno de juego la estrella fue Cañadas, que anotó tres goles: «Creo que necesitabamos una victoria contundente para convencer a los que dudan de nosotros. A raíz de las expulsiones se ha abierto el campo y con dos jugadores menos se podía llegar por las bandas. Estoy contento por los tres goles pero más por sumar los tres puntos». En el segundo gol buscó con picardía el error del portero aunque luego no lo celebró por respeto al cancerbero: «Sabía cómo estaba el campo y que el bote era muy complicado y podía haber un rechace».
Iñaki Alonso se mostraba satisfecho con casi todo lo hecho por sus jugadores sobre el terreno de juego: «Aquí no gana nadie fácil, ha sido un partido intenso con un campo al que nos ha costado adaptarnos y en el que al final la estrategia ha sido clave», comenta el vasco.
El cambio de Aguilera por Cañadas en el minuto treinta y tres de la primera parte tenía como objeto evitar una segunda expulsión: «Viendo como estaba el tema, con la tarjeta de Aguilera y viendo que nos faltaba algo, hemos tomado una decisión arriesgada y nos ha salido bien. La roja de Gago no era ni queriendo. Con el 0-2 teníamos que haber sentenciado antes pero le hemos dado vida al Estepona. El cambio de Cañadas lo hemos hecho porque no me gustaba cómo estaba el equipo con balón y porque Aguilera tenía amarilla. Nos hemos arriesgado y ha salido bien».
El Estepona, que acarrea más de cuatro meses sin cobrar, se jugaba ayer no meterse en lo más profundo de la tabla clasificatoria: «A estas alturas ganar con todos los equipos jugándose algo es muy importante. El Sevilla no tiene ni la mitad de presión que los jugadores que forman la plantilla del Real Murcia. Ellos son muy jóvenes. Nosotros hemos buscado cambios ofensivos para buscar al rival. A mi equipo lo he visto incómodo sobre todo en el arranque porque el Estepona tiene jugadores por dentro que te pueden hacer daño y además han cambiado el sistema y nos ha costado adaptarnos a esa situación. Con el 0-2, teníamos que meter el tercero y dejarlo sentenciado pero nos han metido el 1-2 y han cogido moral», comentó el técnico grana que ha programado una sesión esta mañana y que dará descanso a su plantilla hasta el miércoles.

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