Dos jornadas de Liga han bastado para que la afición del Hércules estalle de ira. Ayer, cuando el reloj se acercaba al minuto 45 del derbi ante el Elche, los seguidores blanquiazules, en bloque, reclamaron la marcha de su entrenador. El "¡Mandiá vete ya!" sonó con fuerza en el coliseo alicantino, hastiado por la convulsa dinámica que atraviesa el club en los últimos tiempos y que ha centrado su malestar contra el técnico gallego. Ni siquiera el gol de Escassi en el minuto 54, que recortaba distancias en el marcador, calmó los ánimos de la parroquia blanquiazul, que reclamó por segunda vez al unísono la salida del preparador del Hércules.
El otro objeto de las críticas fue el máximo acreedor, Enrique Ortiz, ayer ausente en el palco de autoridades. La mayoría de la afición hace responsable al empresario alicantino de la errática trayectoria del club en los últimos años. Tampoco se escapó de las críticas el presidente, Jesús García Pitarch, aunque en menor medida.
El seguidor del Hércules vivió el derbi de una forma extraña, entre la crispación y la resignación. Cerca de un centenar de aficionados de diferentes peñas se congregó en la puerta cero, una hora y media antes de comenzar el encuentro, para protestar por el devenir de los acontecimientos en las últimas semanas. Se profirieron insultos contra Ortiz y Mandiá, y se arropó a los jugadores cuando bajaron del autobús, conscientes de lo importante que era ganar el derbi. Un derbi que, a diferencia de otros precedentes, registró por momentos un ambiente gélido entre la parroquia herculana, como si de un amistoso de pretemporada se tratase.
Cuando el balón echó a rodar, las 1.500 gargantas ilicitanas ubicadas en la Grada del Mundial se escucharon como nunca en el coliseo blanquiazul, sobre todo porque la afición del Hércules guardó cinco minutos de silencio para protestar por la gestión de la actual directiva.
El otro objeto de las críticas fue el máximo acreedor, Enrique Ortiz, ayer ausente en el palco de autoridades. La mayoría de la afición hace responsable al empresario alicantino de la errática trayectoria del club en los últimos años. Tampoco se escapó de las críticas el presidente, Jesús García Pitarch, aunque en menor medida.
El seguidor del Hércules vivió el derbi de una forma extraña, entre la crispación y la resignación. Cerca de un centenar de aficionados de diferentes peñas se congregó en la puerta cero, una hora y media antes de comenzar el encuentro, para protestar por el devenir de los acontecimientos en las últimas semanas. Se profirieron insultos contra Ortiz y Mandiá, y se arropó a los jugadores cuando bajaron del autobús, conscientes de lo importante que era ganar el derbi. Un derbi que, a diferencia de otros precedentes, registró por momentos un ambiente gélido entre la parroquia herculana, como si de un amistoso de pretemporada se tratase.
Cuando el balón echó a rodar, las 1.500 gargantas ilicitanas ubicadas en la Grada del Mundial se escucharon como nunca en el coliseo blanquiazul, sobre todo porque la afición del Hércules guardó cinco minutos de silencio para protestar por la gestión de la actual directiva.
Aplauso unánime
Transcurrido ese tiempo, arrancaron con un aplauso unánime aunque sin el ánimo de derbis anteriores. Después, el devenir de los acontecimientos fue resignando a una afición que mira con preocupación la trayectoria de su equipo, que ha perdido los dos primeras encuentros de la temporada por deméritos propios. En plena efervescencia visitante, tras los dos goles de Xumetra y Carles Gil, los aficionados ilicitanos llegaron a corear cánticos en favor del máximo acreedor herculano, Enrique Ortiz, a quien reclamaron su continuidad en tono de mofa.
El derbi, por fortuna, acabó sin incidentes entre una hinchada, la blanquiazul, hastiada de la actual situación del club y otra, la franjiverde, ilusionada como nunca por el explosivo arranque de equipo, líder ya de la categoría.
Transcurrido ese tiempo, arrancaron con un aplauso unánime aunque sin el ánimo de derbis anteriores. Después, el devenir de los acontecimientos fue resignando a una afición que mira con preocupación la trayectoria de su equipo, que ha perdido los dos primeras encuentros de la temporada por deméritos propios. En plena efervescencia visitante, tras los dos goles de Xumetra y Carles Gil, los aficionados ilicitanos llegaron a corear cánticos en favor del máximo acreedor herculano, Enrique Ortiz, a quien reclamaron su continuidad en tono de mofa.
El derbi, por fortuna, acabó sin incidentes entre una hinchada, la blanquiazul, hastiada de la actual situación del club y otra, la franjiverde, ilusionada como nunca por el explosivo arranque de equipo, líder ya de la categoría.
No hay comentarios:
Publicar un comentario