El ensayista mexicano Juan Villoro dijo una vez que mostrarse fiel desde un inicio a unos colores de un equipo de fútbol es escoger de qué manera ibas a pasar el domingo en casa y cómo ibas a cerrar la semana, si alegre por una victoria o por el contrario triste y sin cenar por culpa de la derrota del equipo de tu corazón. El fútbol, cada vez más del empresario que del aficionado, se resiste a dejarse morir en las manos de la persona que lo sustenta. 
Jalean hasta la saciedad, su dogma es llevar a su equipo en volandas haciendo sentir todo el apoyo para que no vea que se embarca solo en una batalla de la que se le exigirá salir ganador y sin un solo rasguño. En Madrid, dos de las aficiones más acaloradas se ubican en el paseo de la Castellana y en la ribera del Manzanares. Enfrentador pos ideología política, los Ultrasur y el Frente Atlético se han encargado de poner la nota de color en cada derbi mediante la exposición de tifos que daban ambiente al partido. Como muestra, recordamos los ejemplos más provocativos e ingeniosos de ambas aficiones.
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