Las protestas contra el dinero público invertido por el Gobierno de Brasil para la Copa Confederaciones, el Mundial y los Juegos Olímpicos se extienden por todo el país. Ayer fueron generalizadas y se tornaron en violentas en algunas ciudades, especialmente en Sao Paulo, Belo Horizonte y Río de Janeiro. En las cargas policiales en Sao Paulo hubo más de cien heridos.El presidente de la FIFA, Joseph Blatter, que sufrió los pitos del público durante el partido inaugural de la Confecup, el sábado, junto a la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, dijo que quienes participan de las protestas están «aprovechando la plataforma del fútbol y la presencia de la prensa internacional para hacer sus reclamaciones». Blatter comparó la situación en Brasil con la que se vive en Turquía, palco de violentas manifestaciones contra el gobierno de Tayyip Erdogan desde hace más de dos semanas, y donde la FIFA organizará el Mundial Sub-20 a partir del próximo viernes. «Hemos visto esto también en Turquía, y tenemos toda la confianza en las autoridades», manifestó.Pero lo cierto es que las protestas, que comenzaron con una pequeña protesta en Sao Paulo contra un aumento de veinte céntimos en las tarifas del metro y del autobús, lejos de perder fuerza, están creciendo en número e intensidad. La gente reclama que las inversiones, de cientos de millones de euros, en estadios se empleen en servicios públicos, sanidad y educación. Muchas de las manifestaciones tuvieron su germen en las redes sociales.
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