viernes, 27 de diciembre de 2013

La Premier League vive su 'Boxing Day' más reivindicativo

Cada 26 de diciembre, el fútbol inglés se viste de fiesta. Es el 'Boxing Day', el día en el que abuelos, padres e hijos disfrutan de una jornada familiar alentando a su equipo favorito. Una jornada de estadios repletos, gorros de Santa Claus y fútbol televisado para todos aquellos que no pueden saltarse sus compromisos navideños y acudir al campo.
El 'Boxing Day' de 2013 no solo será recordado por la derrota del Liverpool en su visita al Manchester City (2-1); ni por el claro triunfo del Arsenal en el derbi londinense ante el West Ham (1-3). Tampoco por el pírrico triunfo del Chelsea ante el Swansea (1-0) antes de su visita a Anfield Road; o los tropiezos de Tottenham y Everton en su feudo ante dos equipos de la zona baja como West Brom (1-1) y Sunderland (0-1).
Más allá del carrusel de goles y resultados, la gran fiesta del fútbol inglés adquirió tintes reivindicativos para dos recién ascendidos, el Hull City y el Cardiff City, que viven un auténtico cisma entre sus aficiones y propietarios. En ambos casos, y tal y como ha sucedido con el PSG, la razón de esta división se debe a la vulneración de los emblemas de estas dos instituciones centenarias por obra y gracia del capricho de sus respectivos dueños.
Un cambio de nombre que no satisface a casi nadie
En un ambiente de gala, el Hull City recibió al Manchester United en un KC Stadium que sigue sin aceptar los cambios impuestos el pasado verano por su propietario, Assem Allam. El pasado mes de agosto, el empresario egipcio decidió rebautizar al club como Hull City Tigers, y eliminar de su denominación las siglas AFC (Association Football Club), que permanecerán en su escudo hasta el final de la presente temporada cuando el equipo pasará oficialmente a denominarse Hull Tigers. “Cuanto más corto sea el nombre, más poder tendrá en términos de márketing”, aseguró Allam. “La palabra City es demasiado corriente, es una identidad repugnante”, añadió.
La respuesta de la afición no se ha hecho esperar, y desde entonces cada partido en el KC Stadium se ha convertido en una manifestación para que el cambio de nombre no se produzca y el club recupere su denominación original. Este jueves, y a pesar de la remontada del Manchester United (2-3), los hinchas del Hull City no dejaron de animar a su equipo con su tradicional grito de guerra: “C'mon City (Vamos City)”. “Mucha gente está preocupada si esto sigue adelante, puesto que podría sentar un precedente. Si cambiamos nuestro nombre, ¿qué puede venir después, que cambien nuestros colores”, manifestó un integrante del grupo de protesta 'City Till We Die' (City hasta que muramos) en declaraciones a The Wall Street Journal.
Una identidad impuesta
A poco más de 300 kilómetros, los aficionados del Cardiff City están sufriendo en sus carnes el cambio de colores por el que tanto temen en Hull. El estreno de los 'Bluebirds' en la Premier League se ha visto alterado por las imposiciones del dueño del club, Vincent Tan. La pasada temporada, el el magnate malayo no solo modificó el escudo del club, sino que sustituyó el azul de su primera camiseta por el color nacional de su país, el rojo. Una medida impopular que le ha servido para ganarse la animadversión de la hinchada galesa que ha encontrado ahora en su entrenador Malky Mackay a su caballo de batalla para enfrentarse al todopoderoso propietario.
En su último desplazamiento a Liverpool, 3.000 aficionados mostraron su apoyo al técnico, quien horas antes había recibido un ultimatum por parte de Tan. “Si echas a Mackay, tendrás disturbios en tus manos”, cantó una afición que no solo consiguió que el dueño del club diese marcha atrás. Aprovechando el cariz festivo del 'Boxing Day', los aficionados del Cardiff volvieron a pronunciarse en una manifestación pacífica antes del partido que les enfrentó en casa ante el Southampton (0-3) y que vuelve a dejar al técnico y al club en una situación comprometida. PSG, Hull City y Cardiff City son solo un ejemplo de cómo la entrada de capital extranjero puede acabar mancillando los emblemas de un club. En España, de momento, tan solo el Sabadell ha dado un primer paso en este sentido, introduciendo la bandera de Japón en las mangas de sus camisetas a instancias de su propietario Keisuke Sakamoto. Son las cosas del fútbol moderno.

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