martes, 8 de abril de 2014

El fútbol, una pasión más allá de la muerte

En materia de fútbol no existen razones ni lógica alguna. Pero sí arrebato, fascinación. Lo que para algunos no es más que la representación moderna de la barbarie (hombres pateando un balón, suelen decir), para otros es la vida misma. Y a pesar de las oposiciones, ya nadie niega que el fútbol ha colonizado hoy todos los espacios de nuestro tiempo.
“Alentarte siempre hasta la muerte”, “ni la muerte nos va a separar”, “te alentaremos desde el cielo”, fragmentos de cánticos de las hinchadas, ya no son simples exageraciones. Ahora se materializan en una expresión aún más sorprendente que el lenguaje fúnebre habitual, más inexplicable que toda tendencia: en el Cementerio Central, las imágenes de los escudos de los equipos, en su mayoría bogotanos, les dan vida a las lápidas de los difuntos hinchas. En algunos casos, se trata casi de altares repletos de flores y guirnaldas. En otros, apenas de sobrias tumbas con el escudo.
Existen allí, por ejemplo, lápidas en las que fútbol y religión, escudo y Cristo, conviven armónicamente. No son pocas. En el sector suroriental del cementerio, el sincretismo y la estética recargada de las tumbas futbolísticas resalta desde la lejanía. Son como los toques cromáticos de una gran composición religiosa.
Cada vez con mayor frecuencia, cuentan los talladores de mármol que bordean la necrópolis bogotana, los familiares de los difuntos llegan preguntando por lápidas que sean la viva representación de un pasado de fidelidad a un equipo.
“Tenemos varias ofertas en mármoles distintos: hay lápidas de mármol gris, de mármol Guatemala y de Carrara, que viene de Italia. Piden sobre todo escudos de equipos bogotanos. Pero también de vez en cuando se hacen de Nacional y América”, cuenta una de las encargadas de tallar los escudos.
Las obras, que oscilan entre 160 mil pesos y 350 mil, ofrecen múltiples posibilidades: florero, balón, leyenda y foto. Pero el rojo y el azul del contorno llegan luego, de forma tardía y no del todo legítima.
Primero se debe enviar la lápida a la administración para ver si cumple con los requisitos de presentación que se exigen en el cementerio. Como casi nunca superan los estándares, las lápidas se montan opacas; para después, a los pocos días, llenarlas de color a escondidas de los vigilantes.
La memoria se teje en estos casos a través de la imagen de un equipo que representa lazos afectivos profundos. En varias ciudades (Madrid, Hamburgo, Buenos Aires) supieron interpretar la necesidad de sus hinchas y crearon cementerios especializados para albergar los restos de sus seguidores. Entendieron la posibilidad de negocio.
En Bogotá, por ejemplo, la mayoría de los hinchas consultados  reconoció que consideraría la opción de una tumba semejante. “Creo que sí lo haría”, dice Alejandro Rozo, hincha de Santa Fe, refiriéndose a la posibilidad de poner el escudo en su lápida. “Es que es un modo de vida. Es algo que va más allá de una pasión. Es un sentimiento. Es darse cuenta de que el corazón se puede enamorar de un color de un escudo”.
Parece una fijación por que perdure la pasión que dominó una vida. Casi una nueva fe. “Algunos creen que el fútbol es solo una cuestión de vida o muerte, pero es algo mucho más importante que eso”, dijo alguna vez Bill Shankly, jugador y entrenador británico conocido por sus triunfos con el Liverpool.
Cementerios para fanáticos
El club alemán Schalke 04 inauguró en diciembre un cementerio para sus hinchas. Está diseñado con la forma de un estadio.
El Atlético de Madrid fue el primer equipo español en abrir un espacio para los socios difuntos. En el 2008 presentaron el Espacio Memorial del Vicente Calderón. El Barcelona F. C., por su parte, adelanta un espacio memorial donde cobrará entre 1.500 y 6.000 euros por albergar los restos de sus seguidores.
El cementerio Boca Juniors fue inaugurado a principios de septiembre del 2006 como un sector exclusivo dentro del Cementerio Parque Iraola.

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