El Mérida vende en siete minutos sus 300 entradas

"Paciencia" es el mensaje que más repiten tanto el presidente del Villanovense, José María Tapia, como el del Mérida, Daniel Martín, ante la gran demanda de entradas que está solicitando la afición emeritense de cara al partido del domingo entre el Villanovense y el Mérida (18.00).

Como era de esperar, las 300 entradas que se pusieron ayer a la venta en las oficinas del club romano fueron insuficientes, pues se agotaron en siete minutos. Ante esta situación, la sintonía de ambas directivas es muy buena y el propio Tapia aseguraba en Canal Extremadura Radio que "vamos a intentar que se quede en la calle el menor número de aficionados posibles", pero añadía que "tenemos el aforo que tenemos. No se pueden poner gradas supletorias porque son instalaciones municipales y se podría estropear la pista de atletismo; además, supondría doblar el esfuerzo en seguridad y no estamos capacitados para ello".

Por su parte, Daniel Martín entendía que "ellos tienen que mirar por sus socios y nosotros tenemos que respetarlo. Hay que darles un tiempo para ver cuál es la demanda que tienen de sus aficionados". En este sentido, el mandatario serón se comprometía a que "si sobran entradas, se las facilitará al Mérida". Es por ello que se puede prever que el viernes la entidad emeritense pueda disponer de más localidades para vender.

Ha levantado tal expectativa el encuentro que los dos clubs se sienten un poco desbordados. Tapia asegura que "nunca hemos tenido un partido con tanta expectación. Lo que está pasando en Mérida es ejemplar y debe servirnos a los demás". Mientras, para el mandatario emeritense "es un orgullo" lo que está haciendo la afición de la capital, pero también pide "comprensión porque es muy difícil atender a todos. Somos un club de Tercera con una afición de Primera, está siendo un año muy especial y estamos apuntando los errores para que no vuelvan a ocurrir". Y añadió que "no se puede faltar al respeto a las personas porque eso ya no es fútbol" en relación al enfado de algunos aficionados, que ayer se quedaron sin entradas en las oficinas del estadio Romano.