Uno se llama Davide de Santis aunque en el estadio de fútbol todos le conocen como "Gastone", tiene 48 años y es dueño de una floristería en Roma. El otro se llama Gennaro De Tommaso, le llaman 'Genny el Carroña' y es hijo de un capo de la camorra (la mafia napolitana). Los dos son ultras: Gastone está al frente de uno de los sectores más violentos del Roma, 'El Carroña' lidera a una de las hinchada más salvajes del Nápoles. Por motivos diferentes ayer se convirtieron en los grandes protagonistas de la jornada trágica y absolutamente lamentable en que degeneró la final de la Copa de Italia.
Gastone está bajo arresto, acusado de haber abierto fuego ayer contra varios seguidores del Nápoles que se habían trasladado a Roma para ver jugar a su equipo, hiriendo a tres de ellos, uno de extrema gravedad. 'El Carroña', por su parte, hizo ayer una delirante demostración del poder de los ultras ante las mismísimas narices del presidente del Gobierno italiano, la presidenta de la comisión antimafia, el presidente del Senado y demás personalidades que ocupaban la tribuna de honor del estadio Olímpico de Roma, al poner orden entre los ultras napolitanos y permitir que, con 45 minutos de retraso, arrancara la final de la Copa Italia entre el Nápoles y la Florentina.
La historia de Gastone
Comencemos por Gastone, uno de los grandes jefes de los violentos romanistas. Su nombre ya saltó en 2004 a las portadas de los periódicos, en aquella noche absolutamente surrealista en la que un grupito de ultras de la Roma, entre los que se encontraba nuestro hombre, impidieron que se disputara el derby con su rival histórico el Lazio. El partido fue suspendido al arrancar el segundo tiempo tras las incesantes solicitudes en ese sentido de los ultras de la Roma, que hicieron correr la noticia falsa de que fuera del estadio un chaval había muerto al ser atropellado por un coche de la policía. Gastone y otros de sus colegas saltaron al terreno de juego para convencer a Francesco Totti, el capitán del Roma, de que no se podía jugar el encuentro. Fueron juzgados por ello pero se fueron de rositas: el delito había prescrito.
Es histórica la antipatía mutua (por no decir directamente odio feroz) que se profesan los hinchas del Nápoles y del Roma. Y eso nos lleva a los sucedido ayer por la tarde en la zona de Tor Di Quinto antes de que arrancara la final de la Copa Italia. Gastone, romanista hasta la medula, se encaró a un grupo de hinchas napolitanos: les insultó, les tiró petardos... Pero los napolitanos reaccionaron y cuando Gastone se quiso dar cuenta estaba ve rodeado. Decidió sacar la pistola y abrir fuego, disparando cuatro balas que hieron a tres hinchas del Nápoles. A uno de ellos de extrema gravedad, al entrarle el proyectil en el tórax y quedarse alojado junto a una vértebra.
Los napolitanos, al cesar los tiros, acudieron a socorrer a los heridos. Y luego fueron en busca de Gastone. Le encontraron y le atizaron una paliza monumental. La policía lo encontró luego tirado en un vivero, sin conocimiento.
Genny el carroña, camorrista del clan Misso
La historia de Genny el Carroña es distinta. Hijo de Ciro De Tommasso, camorrista del clan Misso, y él mismo con antecedentes penales por asuntos de droga, El Carroña es el líder de los Matiffs, un grupo organizado de seguidores del Nápoles conocido por su violencia e investigado por ese motivo en varias ocasiones. Sólo hay que ver la camiseta que El Carroña lucía anoche con ocasión de la final de la Copa Italia, y con la que salió en todos los telediarios del país: una camiseta negra con la leyenda "Speziale Libero" (Speziale libre), pidiendo la excarcelación de Speziale, un ultra del Catania que en 2007 mató a un policía.
Pues ahí donde le tienen El Carroña fue la persona que ayer permitió el encuentro Florentina-Nápoles, la que dio la orden a los ultras napolitanos de dejar de tirar petardos y bengalas contra bomberos y policías y la que permitió que arrancara de una vez por todas el encuentro. A las fuerzas de seguridad no les quedó más remedio que hablar con él ante su incapacidad de poner paz en el estadio, y hasta Marek Hamski, el capitán del Nápoles, se vio obligado a tratar con él para encontrar una solución a la situación surrealista que se había creado y que hizo retrasar en 45 minutos el comienzo del partido. El Carroña, convertido en salvaguarda del orden público. En fin...
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