Baqué se querellará por las identificaciones ante el Rayo

Arnau Baqué, que ejerce como abogado defensor de 11 de los 13 imputados por los incidentes sucedidos tras la disputa del derbi del 29 de marzo, tiene previsto emitir en breve un comunicado en el que informará de todas las novedades. Pero este periódico también puede adelantarles que el letrado presentará una querella como respuesta a las identificaciones masivas que se sucedieron el 13 de abril, durante el Espanyol-Rayo Vallecano.

Los Mossos d’Esquadra explicaron en todo momento, como lo aseguró incluso un portavoz del cuerpo policial a este diario el 15 de abril, que “la actuación dentro del estadio se limitó a una identificación selectiva de personas, 25 en total, pero en ningún caso al azar”. Pues bien, las Diligencias Previas del caso dejan claro que se procedió a identificar no a 25 sino a 64 identificaciones (39 dentro del recinto), y que solo cuatro de esas personas serán finalmente imputadas por los incidentes del derbi. Baqué considera que estos datos demuestran que “las diligencias de reconocimiento fueron absolutamente aleatorias, arbitrarias, por lo que se pueden estimar ilegales, realizadas sin garantías constitucionales”.

El abogado basa esta acusación, que es la que trasladará en su querella, en la que también trabaja junto al procurador Carlos Molina Blanchar, en el hecho de que “nadie está obligado a participar en una prueba que pueda ir en su contra, como sucedió en estas identificaciones. Se atentó contra libertades fundamentales de los socios”. La mayoría de las mismas se realizaron dentro de los lavabos del Gol Cornellà, una zona ciega del estadio —acaso la única—, lo que habría podido intimidar con facilidad a las personas que fueron identificadas por los Mossos que allí les esperaban.

La querella tiene como objetivo defender a los aficionados pericos que fueron objeto de las identificaciones el día del Rayo, y cuyos datos personales figuran en la causa del caso, algunos incluso repetidos, hasta llegar a 72 nombres.

Cabe recordar que, aquel domingo, la Curva abandonó sus localidades a los pocos minutos de encuentro como medida de protesta por lo que consideraban un trato vejatorio y que incluso el presidente perico, Joan Collet, calificó de “estado policial” lo que había ocurrido en Cornellà-El Prat, hechos de los que el máximo mandatario no había sido avisado.