jueves, 18 de diciembre de 2014

Grada Joven, sin jóvenes y sin animación

Hacía mucho tiempo que los dos sectores de preferencia que pegan al fondo norte no se encontraban vacíos en un partido. Desde que se situara en esa ubicación en la temporada 2009-10, Grada Joven siempre ha estado con el Almería no sólo en los partidos ligueros, sino incluso en los más insulsos de Copa del Rey o en los intrascendentes tipo presentaciones y demás. 
Sin embargo, ante el Betis se marcharon al comenzar el encuentro y el Mediterráneo parecía una tumba. Es lo que todos los aficionados temen con la entrada en vigor de la nueva legislación, tras los sucesos acaecidos a las orillas del río Manzanares, que el fútbol va a perder su jolgorío, su salsa. La Policía, en cumplimiento de su deber que no es otro que hacer cumplir las leyes, llevó a cabo una serie de medidas "exageradas" según afirma en el comunicado Grada Joven. Un rasero de seguridad que a buen seguro que es efectivo con los grupos ultras y problemáticos, pero que para las aficiones sanas y señoriales no es plato de buen gusto. 
Pese a los pésimos horarios y al poco interés que tenía el partido copero, los jóvenes aficionados acudieron al Mediterráneo con la intención de animar y, como en cada jornada, darle el colorido rojiblanco que necesita este estadio. Sin embargo, tras pasar por los tornos y comprobar lo férrea que es la nueva legislación, decidieron mostrar su protesta: a los cinco minutos quitaron sus peculiares y nada dañinas pancartas y poco después se vieron "obligados" a hacer lo que menos les gusta, "dejar al equipo solo" puesto que la mayoría se marcharon del estadio. El Mediterráneo era una tumba, sólo se escuchaba los gritos de los futbolistas y las órdenes de los técnicos. Ni cánticos ni animación. Nada. 
Grada Joven, eso sí, quiso dejar claro que ni son ultras ni, por supuesto, apoyan ningún tipo de violencia en el fútbol. Es más, están a favor de que se luche contra esta lacra y colaboran con la Policía en todo lo que sea necesario. Sin embargo, no aceptaron que se meta a todos los aficionados en el mismo saco, "que paguen justos por pecadores". 
Lo cierto es que su comportamiento desde que acuden al Mediterráneo ha sido el correcto. El pasado viernes, por ejemplo ante el Real Madrid, cambiaron los habituales cánticos insultantes que por desgracia son habituales en todos los campos de España hacia Cristiano Ronaldo, por otros cómicos: "Ese portugués, no me cae bien", lo que les valió para que la mayoría de medios nacionales los pusieran como ejemplo de que la gente sana y con buenas intenciones también acude al fútbol. El colectivo sólo quiere hacer lo que sabe y le gusta, que es animar, y confía en volver en el próximo partido a su lugar en el Mediterráneo. Ésta es la primera víctima de una ley que busca frenar a los ultras, pero cuya frontera piden que esté bien delimitada para que no se mida a los grupos comprometidos con la causa con el mismo rasero.

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