lunes, 5 de enero de 2015

Riazor acalla a los Blues

De los cánticos contra la directiva, al breve aliento al equipo; de ahí, al silencio; del mutismo, a un nuevo grito contra el palco; y finalmente, al abrupto regreso a la calle. A todo eso les dio tiempo a los Blues en los poco más de 15 minutos que pasaron en Riazor. Un cuarto de hora de partido paralelo que los ultras coruñeses quisieron disputar mientras los jugadores del Deportivo se medían al Athletic unos metros más abajo.
Y eso que hubo amago de respiro, cuando se supo que los aficionados podrían ingresar al estadio con todo tipo de bufandas. A las 9 de la noche se abrieron las puertas, y poco después ya lucía el nombre de los Blues en Marathon Inferior. Junto a la pancarta, otra de «Jimmy vive», en recuerdo del asesinado en Madrid.
Pitos al técnico
Nada más ubicarse en la grada, los ultras abrieron fuego. El «Tino vete ya» no encontró respuesta en un campo todavía desangelado, y de la crítica se pasó a los cánticos de ánimo a los jugadores que calentaban sobre el césped. El anuncio de los onces deparó el segundo plebiscito para Víctor Fernández, que recibió los mismos abucheos que había escuchado al bajarse del autobús al llegar al estadio.
La muestra definitiva de que los ultras jugaban un partido aparte llegó justo al inicio del que se disputaba sobre el césped. Pitó el árbitro y el grupo de radicales dio la espalda a los futbolistas y se quedó en silencio. De inmediato, los gritos del par de centenares de hinchas visitantes llenó el vacío, aprovechando la falta de competencia.
Una ausencia de rival en la grada que duró cerca de cinco minutos, hasta que varios deportivistas de los fondos comenzaron a cantar, encontrando eco inmediato en los laterales. Los cánticos no solo se impusieron a los de los bilbaínos, sino que provocaron una sorprendente reacción en parte de los Blues, que dedicaron gestos de desprecio a los aficionados que animaban.
La situación se prolongó hasta el minuto 10, cuando los ultras cambiaron su estilo de protesta: ya de cara al césped, recuperaron el «Tino vete ya». Y en esta ocasión sí hubo respuesta. En forma de pitos que partieron desde el resto del campo y que se escucharon muy por encima de los gritos contra la directiva.
Carga en el exterior
Perdida la batalla de voces, y con los seguidores del Athletic sacando de nuevo partido de la división generada desde Marathon Inferior, los radicales volvieron a dar un giro al guion. Dejaron vacío el sitio que habitualmente ocupan y empezaron a apiñarse en zonas más altas. Distintas fuentes apuntan a que en ese momento, la policía expulsó a algunos miembros del grupo del estadio por romper el código contra la violencia. Entre gritos de «fuera, fuera», los Blues acabaron abandonando el recinto. Las mismas fuentes señalan que en el exterior hubo carga policial ,sin que al cierre de esta edición se hubiera informado de heridos de importancia.
Y mientras tanto, dentro siguió el partido de verdad. En el que los aficionados encontraron el empuje del gol de Cavaleiro, silenciaron definitivamente a los animadores visitantes, y vibraron especialmente con el calentamiento de Salomao.

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