miércoles, 4 de febrero de 2015

"Bebote" le ganó por nocaut a "Loquillo"

El mensaje de paz fue tomado con seriedad dentro del estadio, debido a que los hinchas que llegaron le brindaron a la jornada un marco excepcional, pero no se cumplió fuera del recinto: en las inmediaciones del José María Minella, luego del encuentro, la barra del Rojo protagonizó un episodio de violencia y que estuvo relacionado con Pablo Bebote Álvarez (jefe de la hinchada) y César Loquillo Rodríguez (ex líder de Los Diablos Rojos), quienes tuvieron una feroz pelea.
Durante buena parte del 2013 y 2014, cuando el Rojo militaba en la B Nacional, la barra estaba dividida en dos facciones manejadas por los dos mencionados. Pero Bebote, histórico en el sector característico que se ubica detrás del arco, le ganó la pulseada a su ex amigo no sólo a base de violencia sino con un pacto en el que habría un “subsidio” económico.
Pero la palabra de Loquillo no se cumplió, ya que en varios encuentros de Independiente estuvo presente (camuflado) en el Libertadores de América y viajó a La Feliz (acompañado por aproximadamente 30 personas) para el clásico, el cual observó desde una platea. Pero una vez caducado el derby, el destino los cruzó y, lejos de buscar calma, se desafiaron mediante una pelea “mano a mano”.
En caso de tener que definir “el combate”, el presente jefe ganó por puntos, debido a que “lo desfiguró”, según comentan testigos. ¿Esta situación quedará como una anécdota o renace una nueva interna entre ambos?
Antecedentes violentos
El 4 de octubre de 2013 se había dado el último gran enfrentamiento entre Álvarez y Rodríguez. Aquel día, antes de disputarse el encuentro entre Independiente y Unión, que finalmente fue suspendido por razones de seguridad, fueron detenidos 37 hombres que respondían a Loquillo, líder de la hinchada por ese entonces, ya que portaban armas de fuego y armas blancas con el fin de emboscar al grupo disidente, encabezado por Bebote, quien contaba con derecho de admisión impuesto por Javier Cantero, ex presidente de la institución de Avellaneda. Esa semana había estado cargada de violencia, debido a que Loquillo había padecido un ataque, en el que su auto particular sufrió cinco disparos.

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