martes, 8 de septiembre de 2015

La afición española ya está harta de Piqué

No se puede poner de acuerdo a todos con campañas interesadas. Las manifestaciones de los aficionados contra Gerard Piqué son espontáneas. Tan espontáneas como lo silbidos al himno español en el Camp Nou que tan bien comprende el mismo Piqué. Su actuación en Gijón a las seis de la mañana saliendo de una discoteca mientras aficionados presentes le llamaban "borracho" ensucian la buena imagen del fútbol español.
Había once jugadores de la selección española en la discoteca de la polémica de Gijón. Sin embargo, Gerard Piqué salió el último. Dice Del Bosque que dio permiso a sus jugadores para hacer lo que les diera la gana y que estaban citados para almorzar. Pero lo cierto es que el permiso acababa a las 04:30 horas y que no es propio de un profesional que se tenga como tal salir de marcha hasta las seis de la mañana sabiendo que cinco horas después, a las once, debía entrenarse a las órdenes de Del Bosque respondiendo al honor que representa ser convocado para entrenar, jugar y comportarse con un profesional del deporte en la selección española. Tampoco es de recibo que un furgón de la propia Federación tenga que presentarse a las seis de la mañana en la discoteca para recoger a Piqué en el estado que sea.
Gerard Piqué no ha sabido estar a la altura. Como cuando insulta a los árbitros, como cuando provoca al madridismo con Kevin Roldán o con la vuelta al campo tras la Supercopa "para que se jodan los madridistas". Como cuando manifiesta sus opiniones favorables al independentismo catalán mientras acepta defender los colores de la selección española. Como cuando se lía con la guardia urbana por una multa que no piensa pagar porque conoce al jefe de los urbanos y "la va a pagar tu padre".
Con Piqué llueve sobre mojado. Dicen en Barcelona que Piqué se está pensando lo de seguir en la selección. El planteamiento es otro. Debe ser la Federación y el propio seleccionador quienes se planteen si merece la pena tener a un jugador así en la selección española. No es suficiente con esquivar el problema quitando al Bernabéu como escenario de un amistoso para evitar situaciones desagradables. La Federación y el propio Piqué deberían preguntarse por qué es tan mal recibido en todas partes. No hay campaña que pueda organizar tanta unanimidad. Se lo ha ganado a pulso él solito.

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