martes, 12 de enero de 2016

«Esto ya no es una novatada; nos han atacado con armas»

José Francisco Navarro Presidente del CAP Ciudad de Murcia. El club de accionariado popular está harto tras varios episodios con robos y amenazas por parte de un grupo de jóvenes del Murcia
Domingo pasado. Una hora antes del inicio del CAP Ciudad-Murcia Imperial, de Tercera. Un grupo de chavales con camisetas del Murcia empieza a arracimarse en el Parque Fofó, justo a un lado del campo José Barnés, donde se va a jugar el partido. Cuando quedan unos minutos para que empiece el choque, a eso de las 15.45, son ya unos cincuenta, casi todos muy jóvenes y algunos, menores de edad. Avanzan en dirección al campo, lleno a esas horas -unas mil personas-, y van tirando botellas y dando golpetazos a todo lo que encuentran al paso. En ese momento irrumpe la Policía y el episodio se salda con tres detenidos y un arsenal de barras, botellas y palos decomisados. No van con las manos vacías ni es la primera vez que intentan amedrentar a la gente del CAP. No es un episodio dramático, pero hace ya mucho que dejó de ser una travesura para convertirse en algo de más envergadura. Así analiza lo ocurrido José Francisco Navarro, presidente del CAP, un club fundado en 2010 que recoge la herencia del antiguo Ciudad de Quique Pina y destaca por ser enteramente financiado por sus aficionados, que suelen llenar el Barnés, convertido en uno de los campos más bullangueros de la categoría. Arrancaron en Segunda Autonómica, el 'kilómetro cero' del fútbol regional, y ya están en Tercera.
-¿Cuántos episodios de esta índole han sufrido ya?
-Hace años, cuando jugábamos en Espinardo, nos llenaron el campo de pintadas nazis, y hace unos meses, en el partido de ida, atacaron la sede y nos robaron las pancartas con las que íbamos a acudir a Santomera, donde juegan ellos. En la sede había 4 o 5 personas que tuvieron que cerrarla para que esta gente no pasara. Este domingo llevaban botellas y barras. No es una novatada, es un ataque directo. Nos amenazaron con armas y hay gente que se asustó.
-Lo que más llama la atención es lo jóvenes que son.
-Sí. Yo he sido aficionado del antiguo Ciudad de Murcia y entonces esta gente tendría menos de diez años. Muchos no han visto ninguno de los antiguos derbis, así que no se entiende.
-¿Sabía lo que podía pasar?
-Era previsible. Ya en la madrugada del sábado al domingo nos rompieron las telas puestas para que los partidos no se vean desde fuera. Fueron ellos, porque nadie las había roto en toda la temporada. Es mucha casualidad que pasara justo antes de este encuentro.
-¿Avisaron a alguien?
-Sí. Al inicio de la semana hablamos con la Federación de Fútbol, la Delegación del Gobierno y la Concejalía de Deportes. Estaban todos al tanto y tomaron medidas, por eso la actuación de la Policía fue rápida.
-¿Cuántos niños había?
-Muchos. En nuestro club hay muchos porque nos volcamos con ellos. Para Reyes hicimos la recogida de juguetes y, hace un mes, organizamos las jornadas 'Los niños al campo'. Este es un club muy especial, de accionariado popular, lo que hace que los aficionados se identifiquen con el equipo más que en otras partes y lleven a sus hijos al campo.
-¿Lo que pasa ahora guarda relación con la rivalidad Murcia-Ciudad de antaño?
-No lo creo. Real Murcia y Ciudad no coinciden en la misma categoría desde 2007. Los que nos atacaron el domingo no han visto un derbi de los de entonces nunca. Por eso no entiendo qué es lo que les lleva a hacer esto.
-¿Vivió algún episodio similar en los Murcia-Ciudad de antes?
-No. Al principio, incluso, los aficionados del Murcia nos miraban con simpatía, porque no nos veían como un rival directo. Aunque esta percepción cambió en la temporada 2005-06, cuando el Ciudad casi subió a Primera, y el Murcia quedó por abajo. Vieron que el Ciudad sí podía ser un adversario peligroso y ahí se originó una cierta rivalidad, que no pasó a mayores.
-¿Os ha dicho algo el Murcia?
-En esta ocasión no, pero otras veces sí lo ha hecho a través del presidente de sus peñistas. Ellos condenan estos actos y se desmarcan de esta gente. Sabemos que no tienen nada que ver.

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