jueves, 10 de marzo de 2016

Fútbol macabro

La fiesta del fútbol tiene caminos retorcidos. Recomendamos acompañar esta breve recopilación sobre cosas que no podrías hacer hoy en un campo de fútbol con la escucha de un tema inmortal.


1967. 3.000 aficionados del Queens Park Rangers recorren a pie los 10 kilómetros que separan Loftus Road del viejo Wembley para asistir a la final de la Copa de la Liga ante el West Bromwich Albion. En una especie de charanga macabra muy alejada de los lugares comunes del fútbol inglés que seguimos empeñados en comprar, van disfrazados de sepultureros y fantasmas mientras portean un ataúd en el que se puede leer ‘RIP WBA’. Más allá de la risotada ebria, el circo adquiere beneficios sustanciales cuando el QPR levanta aquel trofeo. Teniendo en cuenta que los londinenses eran equipo de tercera división y visto el ánimo previo, la fiesta tuvo que ser antológica.


En 1962, durante un partido decisivo para el ascenso a primera contra el Nápoles, los ufanos seguidores del Verona fabrican una pancarta para desearle lo mejor a su delantero Guido Postiglione y pasean un ataúd con la leyenda ‘Adios a la Serie B’. Dicho encuentro debió haberse jugado meses atrás pero las sospechas de que varios jugadores veroneses estaban comprados provoca su aplazamiento. Entre ellos estaba el homenajeado y ex del Nápoles, Postiglione. Pero como en el infrafútbol suele suceder lo previsto, en aquella ocasión gana el sur y Verona debe esperar pacientemente durante seis temporadas para regresar a la máxima categoría.


Unas cuantas mentes preclaras en la grada de la Sampdoria comparan el fútbol italiano con un ataúd destartalado. El motivo de tan certeras metáforas con el calcio podría ser cualquiera pero en 2011 era el nuevo sistema de horarios que obliga a jugar los viernes o los lunes. El club, que viene de ser cuarto en la anterior campaña, desciende a la B. Sin embargo, el verdadero funeral llega en la  antepenúltima jornada, cuando la Sampdoria se despide de la élite perdiendo el derbi contra el Genoa.


Sudáfrica, lo macabro durante un Eslovenia-Inglaterra en el Mundial de 2010. El ataúd no fue suficiente para condicionar de alguna manera mágica el futuro de los eslovenos, sí la puntería de Jermain Defoe, que apareció puntual para amarrar el pase de los ingleses a octavos de final.


Newcastle-Wolverhampton Wanderers de liga en 2012. Esa estirpe de sufridores legendarios que conforma la hinchada blanquinegra oficia un funeral figurado  por la muerte del viejo estadio. St James’ Park pasaba a ser el Sports Direct Arena, las tiendas con las que Mike Ashley, a la sazón dueño del Newcastle, se forra vendiendo camisetas y chándals por toda Inglaterra.


El futbolista Piermario Morosini fallece de un ataque al corazón, a los 25 años, durante un Pescara-Livorno de la Serie B 2012. El Armando Picchi recibe el cuerpo de su futbolista y le despide como un verdadero héroe tres días después. Desde entonces ninguna camiseta granata lleva el número 25.


Italia 2000. La Lazio remonta nueve puntos de desventaja en las últimas jornadas y llega a la última fecha con opciones de robarle la liga a la Juventus. Los de Eriksson juegan en casa contra un equipo salvado, la Reggina, pero la Juve debe hacer lo propio en Perugia contra otro club sin aspiraciones en la tabla. Un equipo al que ya habían derrotado el año pasado. Pan comido. La Lazio gana lo suyo pero llegan malas noticias desde el Renato Curi: el partido de la Juve se suspende durante 80 minutos porque el agua anega el césped. Entre sospechas laziales se reanuda el encuentro, el Perugia marca en la segunda parte y el título se va a Roma.
Para añadir voltaje a aquel final histórico, las acusaciones contra los turineses por supuestos favores arbitrales fueron constantes durante todo el campeonato. Los ultras romanos llegaron a boicotear el Giro de Italia como protesta por un gol anulado a Cannavaro y organizaron un funeral por la muerte del fútbol italiano en la jornada que decidía el campeonato. A mediodía partieron de Plaza Flaminio de luto, por la tarde eran campeones.

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