“El fútbol ha retrocedido a tiempos del franquismo”. Así de rotundo se muestra Fonsi Loaiza, periodista y doctorado de Medios, Comunicación y Cultura de la Universitat Autònoma de Barcelona, ante la atmósfera represiva que envuelve las gradas de este deporte. La criminalización y persecución de hinchadas como Bukaneros, Biris Norte, Riazor Blues o Indar Gorri se ha convertido en una realidad tangible y cíclica que se repite temporada tras temporada en el Estado español, y que ha allanado el camino para la demonización de estos grupos. “El sistema actual en el deporte se asemeja a una organización criminal. Los policías llevan toda la vida vigilando las gradas por mandato del poder y donde tienen que mirar es a los palcos”, afirma Loaiza a Diagonal. El periodista apunta que esta persecución se debe principalmente a que las directivas son conscientes de que “si el fútbol se convierte en una herramienta cultural en manos de los aficionados, éstos recuperarían el deporte y ellos perderían su poder y privilegios”.
Los casos de censura y represión se materializan cada año con operaciones policiales como la llevada a cabo contra 18 integrantes de la peña osasunista Indar Gorri el pasado 1 de febrero, que se realizaron, según el Tribunal Superior de Justicia de Navarra, ante las acusaciones de “asociación criminal” y de supuestos delitos de lesiones en diferentes agresiones. Bajo el pseudónimo de David García, por motivos de seguridad, uno de los integrantes de este grupo reitera a Diagonal que “no es casualidad que a algunas bancadas de determinados estadios de fútbol se les esté aplicando un régimen de castigos, ya que precisamente entre esas gradas que tienen unas cuotas de represión altísimas se encuentran aquellas que son pobladas por hinchas antifascsistas”. Este aficionado añade que “el propio perfil de los miembros de esos grupos les lleva a denunciar y a batallar en defensa de los derechos de las personas que acuden a los estadios de fútbol, y eso molesta en las esferas más altas”.
Otra hinchada perseguida hasta la saciedad es Bukaneros. El grupo principal del fondo del Estadio de Vallecas llegó incluso a ser acusado de “asociación criminal” en 2013, pero la realidad parece distar bastante de estos cargos. Jorge, abonado del equipo vallecano desde hace 20 años, confirma que “al menos a una parte importante de la hinchada del Rayo se la tiene enfilada por su ideología de izquierdas”. “Es [una hinchada] muy incómoda para quienes buscan despojar al fútbol de toda carga social y política más allá del mensaje capitalista”, apunta. Jorge señala que “la vara de medir es bien distinta con los grupos neonazis”, y recalca que en el estadio de Vallecas “se han visto grupos entonar el Cara al sol, lanzar vivas a Franco, mostrar parafernalia fascista, amenazar a aficionados e incluso apuñalarlos, como sucedió en mayo de 2011, y la actitud de la Policía ha sido totalmente pasiva”. El aficionado insiste en que “hay demasiada connivencia” entre los Cuerpos de Seguridad del Estado y determinados graderíos neonazis como Ultra Sur o Frente Atlético.
Esta relación también se ha hecho tangible en numerosas ocasiones en Nafarroa, donde “se han dado casos en los que miembros de los Grupos de Acción Rápida de la Guardia Civil han enseñado tatuajes y bufandas de estos grupos a integrantes de Indar Gorri en controles policiales”, apunta David.
“Javier Tebas es el máximo responsable de la caza del hincha”
El que fuera durante su juventud militante de la formación de extrema derecha Fuerza Nueva y actual presidente de la Liga de Fútbol Profesional, Javier Tebas, “ha sido premiado con la medalla al mérito policial, entre otras, por perseguir al hincha y caricaturizar a todos los aficionados de clase trabajadora como violentos”, confirma Loaiza.
Desde Indar Gorri reiteran que él “ha encabezado la ofensiva más agresiva que hayamos vivido en el fútbol estatal, consiguiendo libertad para maniobrar a su gusto hasta el punto que parece llegar a poseer una inmunidad absoluta”. Pese a señalar a Tebas como “el máximo responsable de la caza del hincha”, David García puntualiza que “el problema es el aparato que sustenta el modelo, independientemente de quien esté en las butacas del poder”.
“Los agredidos no son sólo los grupos ultras-supporters, sino el conjunto de apasionados de este deporte”, declara el aficionado osasunista. El presidente de la LFP ya avisaba de sus intenciones tras la modificación de los estatutos de la Federación Española de Fútbol en materia antiviolencia el 12 de enero de 2015: “Nuestro objetivo no es controlar a los grupos ultras, sino eliminarlos y que no vuelvan a aparecer”.
Los medios de comunicación tienen una responsabilidad ineludible en la criminalización de determinadas hinchadas en este deporte ya que, como afirma Loaiza, “solo buscan banalizar el deporte masturbando a los aficionados en la victoria e incitando al odio en la derrota”. El periodista asegura que estos medios lejos de pretender un fútbol “popular, democrático y feminista, son chovinistas que venden los éxitos de los deportistas del Estado español para convertirlos en marca y mercancía con el fin de hacer negocios”. “El deporte es la patria de muchas personas, en la que abundan los actos de dignidad y honradez, pero solo intentan estereotipar a los hinchas con actos de violencia”, añade.
El papel del Estado español no pasa desapercibido y, como asegura Jorge, “mientras les da exactamente igual que los clubs más importantes sean patrocinados por compañías vinculadas con países con regímenes dictatoriales y sanguinarios, ampara que se prohíba la entrada de pancartas contra la violencia de género”.
Estos hechos, sucedidos el 15 de febrero de 2015 en el Estadio de Vallecas, no son casos aislados. David García apunta que “durante esta temporada las sanciones que más se repiten son por portar material del grupo o material reivindicativo como carbunclos independentistas navarros, banderas de antifaschistische aktion o el arrano beltza”.
En referencia a este último ejemplo, el aficionado destaca que “pese a tener una sentencia judicial favorable, todavía siguen persiguiendo este símbolo de la soberanía navarra”. “Además las sanciones económicas son desorbitadas y llegan incluso a desequilibrar tu vida con multas de entre 30.000€ y 60.000€”, confirma este integrante de Indar Gorri, que recuerda que miembros de esta hinchada “han tenido que hacer frente al pago de 4.000€ por un montaje policial de 2009, cuando acusaron al grupo de apología del terrorismo en un partido contra el Racing de Santander. Aún sin pruebas, y con las contradicciones de los mandos policiales, hubo que pagar”, recuerda David.
La persecución de las gradas más comprometidas con las causas sociales tiene una importancia histórica indisoluble con el marco que le rodea. Fonsi Loaiza afirma que “no debemos olvidar que el deporte es lo primero que empieza a utilizar el fascismo como propaganda, y los medios corporativos españoles le están haciendo el trabajo sucio mientras la mayoría de los medios alternativos miran para otro lado. El fútbol puede ser el arma que mate al fascismo en Europa o el arma que utilice el fascismo para volver a matar en Europa”, sostiene el periodista.
No hay comentarios:
Publicar un comentario