martes, 21 de junio de 2016

Violencia ahuyenta aficionados de cara al Mundial de Rusia 2018

Cuando funciona el fútbol, funciona muy bien. El domingo, en la hermosa ciudad de Lyon, aficionados de diferentes países se vertieron como el mercurio a través de las amplias y estrechas calles. Había un ejército de albaneses, agitando sus banderas rojas con negro, y los seguidores rumanos vestidos de color amarillo brillante. Había puñados de eslovacos, ansiosos de su último partido de la fase lunes en las cercanías de Saint-Etienne. Luego estaban los ingleses, a los que se enfrentarían, primeros cientos y luego miles sin camisa, bebiendo y cantando a todo pulmón.
Un grupo de aficionados británicos se sentó a disfrutar del sol en la Place des Terreaux. Se veían bastantes rudos con sus tatuajes, músculos y cantando "No me lleves a casa, por favor no me lleves a casa". Pero cada vez que un grupo de albaneses pasaba, los seguidores ingleses saludaban con el canto, y las dos aficiones se abrazaban y festejaban en la plaza. Esto sucedió durante horas, y solo se veían sonrisas y más vasos vacíos.
Para el aficionado inglés, después de soportar la violencia ante los rusos en Marsella y sus líos menores con la policía francesa en Lille, Lyon representaba un alivio. Tenían un partido por disputar antes de su casi seguro pase a la siguiente ronda. Nadie iba a hacerles daño aquí. "Así es como debe ser", dijo uno de ellos.
Sin embargo, todavía había signos de desconfianza en algunos ellos por las cosas que vieron en Marsella. El sábado por la noche, durante la cena, me senté junto a tres aficionados ingleses conversadores y generosos . Les pregunté si habían estado en Marsella, y uno de ellos estuvo en medio de la peor parte. "Nunca he visto algo así", dijo. "¿Quién va a un partido de fútbol con un protector y preparado para luchar?".
Los rusos cambiaron rápidamente, dijo, señalando que los Ultras parecían haber dado indicaciones militares para atacar. Realizó un gesto con sus manos en la plaza llena de mesas al aire libre con turistas felices comiendo y bebiendo en la cálida noche. "Podría estar así y rápidamente todo puede cambiar" - señaló apuntando a un callejón - "o no", dijo, apuntando en otra dirección.
El aficionado inglés podría ser responsable de un porcentaje significativo de la 'cultura hooligan' en el fútbol, pero los más peligrosos perdieron sus pasaportes. Todavía existe cierta presencia peligrosa que rodea al equipo, lo que provoca que no logren ganarse la simpatía de los seguidores locales, pero la mayoría de los aficionados ingleses que viajan son inofensivos, de mediana edad y que sólo buscan distraerse. La mayoría de ellos no son lo que solían ser.
"Todos tenemos esposas y niños,", indicó uno de mis compañeros de cena.
Y para ellos, ese elemento benigno, ha cambiado en Francia. Existe un temor en ellos que no habían tenido. Me dijeron que habían aprendido a identificar caras rusas entre la multitud y estaban nerviosos de los aficionados que portaban playeras negras y pantalones de combate. Cuando vigilan el territorio como si se tratara del Rey Arturo en el centro de Lyon, giraban entre sí como elefantes y conocían todas las rutas de escape.
Hablé con cerca de dos docenas de aficionados ingleses durante los últimos dos días e hice la misma pregunta una y otra vez: Suponiendo que Inglaterra se clasificara para la Copa del Mundo de 2018, ¿alguno de ustedes viajaría a Rusia?
Ahora, cuestionar solo a dos docenas de los miles de aficionados se convierte en una encuesta extraoficial, y dos años es mucho tiempo para cambiar de opinión, pero cada uno de ellos indicó que no se les ocurriría hacer ese viaje. Estos fueron los aficionados ingleses empedernidos. Uno de ellos ha estado en cada Copa del Mundo y Eurocopa desde 1996; otro ha registrado una asistencia perfecta en los últimos 18 años.
"No hay posibilidad", dijo.
"Si fueron organizados y brutales aquí en Francia", señaló otro aficionado, "imaginan cómo van a estar en Rusia".
Uno de mis compañeros de cena dijo que ya estaba cambiando sus planes. Llevó a su hijo al Mundial de Brasil en 2014, y dijo que no podrían haber tenido una mejor experiencia. Cuando regresó, se comprometió a llevar a su hija más joven a la siguiente. Sin embargo, le señaló que en su lugar la llevara a Francia para ver Inglaterra en la relativa seguridad de la Euro. "Si vamos a Rusia, cometeríamos un error", dijo.
Le faltan a Inglaterra al menos dos partidos más por disputar y algunos sueñan con la posibilidad de disputar la Final. Entonces, cuando Inglaterra y sus aficionados tengan que volver a casa, podríamos tardar hasta cuatro años en volverlos a mirar. Los aficionados rusos parecen estar en medio del camino.

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