jueves, 17 de noviembre de 2016

Con Franco ya había pasión, lanzamiento de objetos... y hasta puñetazos en los derbis

"Dentro del recinto hubo guerra de nervios, abajo y arriba, y hasta se repartieron no pocas bofetadas en la tribuna lateral".
El "recinto" al que se refiere el párrafo anterior es el estadio Vicente Calderón, y la descripción de lo sucedido figura en la página 90 del diario ABC del martes 18 de abril de 1967. Concretamente, en un despiece de la crónica del primer derbi madrileño que se había disputado en el campo de la ribera del Manzanares dos días antes.
Fue en la 29ª jornada de Liga, el Madrid ya era campeón y el Atlético no se jugaba nada. Empataron (2-2). Todo ello en el corazón de la capital de España y en plena dictadura del general Francisco Franco. Apenas tres años antes, en 1964, el régimen había celebrado por todo lo alto el vigesimoquinto aniversario del final de la Guerra Civil.
Para ello acuñó uno de esos lemas grandilocuentes y propagandísticos, "XXV Años de Paz", arropado con la inauguración del Hospital de la Paz o la construcción de la Avenida de la Paz (M30), ambos en Madrid, entre otros fastos.
Pero el fútbol, para bien y para mal, siempre encuentra una gatera por la que escapar del control político. Y más cuando se trata de una cita tan pasional como un derbi.
En esa España "de la paz", la crónica de ABC, firmada por el maestro Gilera arranca así: "Asusta pensar lo que podría haber sido el partido si hubieran tenido trascendencia los puntos".
Y unas líneas después, insiste: "Pero en fútbol, como en otros órdenes de la vida, los buenos propósitos se esfuman a la primera de cambio y volvemos a caer en la tentación, que en este juego de pelota es la dureza, la violencia, la falta".  
"Total, como sucede en partidos broncos y con broncas, abundantes de faltas y de errores arbitrales: que hubo de todo a favor y en contra, y que, como sucede siempre, los partidarios alegarán lo que les convenga o lo que les deje ver su natural pasión. Y, en definitiva, un mal partido, contrario a los fines altruistas y deportivos que tenía fijado", finaliza Gilera.
Las flamantes y recién estrenadas gradas -una zona del campo aún estaba en obras- no fueron ajenas a esa tensión. Así lo refleja también la crónica de La Vanguardia: "Los atléticos increpaban a los madridistas al grito de ¡Inter, Inter! (el equipo italiano había eliminado un mes antes a los merengues en cuartos de final de la entonces Copa de Europa)".
Lluvia de almohadillas
Antes de cabezas de cochinillo, mecheros, botellas de agua y demás objetos que algunos energúmenos 'modernos' arrojan desde la grada al césped, los aficionados 'antiguos' más iracundos lanzaban las almohadillas que alquilaban antes de acomodarse en los asientos para salvaguardar sus traseros de frío, humedad y porquería. Con Franco y después de él.
"Párrafo aparte para el arbitraje del asturiano señor Medina Iglesias, que aunque imparcial ha estado mal en todo momento, desde que en el primer tanto no silbara le clara mano de Cardona, al írsele el balón, hasta el último segundo del encuentro, por lo que ha sido 'premiado' con el lanzamiento de almohadillas en esta estadio del Atlético", detalla la crónica del Mundo Deportivo.
Este sábado se celebra el último derbi madrileño de Liga en el Calderón. Habrán pasado 49 años, siete meses y tres días desde aquel lluvioso domingo 16 de abril de 1967, cuando colchoneros y merengues se vieron por primera vez las caras a orillas del río Manzanares.

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