viernes, 4 de noviembre de 2016

Los irreductibles de Ámsterdam

El celtismo se planteó la visita a Ámsterdam como una fiesta y lo cumplió a rajatabla. El primer desplazamiento masivo con motivo de un partido continental de la temporada lo merecía y ni lo que pasara sobre el terreno de juego ni lo que había ocurrido en Balaídos -con los ultras del Ajax causando más de un incidente dentro y fuera del municipal- iban a empañar la fiesta. En una ciudad con 800.00 habitantes, 1.500 voces celestes consiguieron hacerse notar. Con sus colores y con sus cánticos a lo largo de todo el día, y ya mucho más en el Ámsterdam Arena.La mañana fue para la mayoría reservada al turismo, para conocer la ciudad, inmortalizarse en los rincones más emblemáticos -siempre con los distintivos celestes bien visibles- y en el mejor de los casos incluso encontrarse con los futbolistas celestes por las calles de la ciudad de los canales. «Es imposible estar hoy por Ámsterdam y no cruzarse con algún celtista o con alguna cara conocida», dejaba constancia más de un aficionado a través de las redes sociales. Casi como en casa.Pero de irse cruzando de manera casual con otros grupos, pasaron a juntarse el grueso de ellos en el punto de encuentro en el que las peñas habían convocado a todos los celtistas que quisieran sumarse, la plaza Nieuwmarkt. Allí, al principio tímidamente, se fueron dando cita los viajeros celestes. Comenzaron a sonar los cánticos clásicos, que ya no pararían durante lo que quedaba de jornada.
Se hicieron escuchar todavía más en el trayecto que debían completar en metro para llegar a su destino. Hubo tiempo en el viaje hacia el Ámsterdam Arena de entonar el Miudiño, cómo no la Rianxeira e incluso el Himno Galego. Todo en un ambiente de euforia que parecía imperturbable. Continuó a la llegada al estadio, con cánticos para arropar a los jugadores celestes ya desde que salieron a calentar y con las bufandas en alto para disfrutar del espectacular lleno del Ámsterdam Arena cuando sonaban el himno del equipo local y también el de la Europa League.Tampoco el transcurso del partido calló a la expedición celeste. Aunque los goles fueron tres jarros de agua fría, los de Guidetti y Aspas les devolvieron de lleno a un sueño del que no despertaron con el pitido final. Concluido el partido volvieron a sonar los gritos de ánimo y los aplausos cuando los jugadores se acercaron -a petición de Sergio Álvarez- a agradecer el apoyo de las 1.500 almas celestes congregadas ayer en el feudo del Ajax tras no poder devolverles el esfuerzo a base de puntos.Una derrota no es suficiente para callar a una afición que presume de no rendirse nunca -así reza uno de los lemas más utilizados tras la derrota- y que lo demuestra en las pequeñas ocasiones y en las grandes noches como la que les tocó disfrutar y también sufrir ayer.

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