Amplia presencia policial. El derbi balear contó con un amplio dispositivo policial aunque en ningún momento se produjeron incidentes entre ambas aficiones. La Guardia Civil tan solo intervino en dos ocasiones para advertir a varios aficionados de que no podían descender de la grada, en el caso de los mallorquines, y a un seguidor de la Peña para que alejara su bombo de la bocana de vestuarios y el lateral del campo.
El campo municipal de Santa Eulària registró ayer la mejor entrada de la temporada con alrededor de un millar de espectadores. De ellos, unos 200 pertenecían al RCD Mallorca. La mayoría ya se hicieron notar la noche anterior, colgando banderas y bufandas del club bermellón en el hotel en el que se hospedaron, y durante el partido pusieron la nota de color y llevaron la voz cantante en cuanto a la animación general. Con el 0-1 se desataron, pero la alegría les duraría poco en un duelo en que el David acabó venciendo a Golliat.
La Peña Deportiva aprovechó la ocasión para poner la entrada general a un precio de 20 euros, lo que les dejó un buen pellizco en sus arcas. Prueba de la expectación que despertó el derbi balear es que hasta Santa Eulària se desplazaron numerosos medios de comunicación para cubrir el encuentro, tantos que no hubo espacio para todos en las zonas reservadas para la prensa. No se veía un ambiente de fútbol de esta magnitud en la Villa del Río desde el derbi disputado ante el Formentera a finales de agosto, en el transcurso de la primera jornada de Liga.
La victoria desató la euforia entre la parroquia local, huérfana de éxitos de tal envergadura esta campaña. Los aficionados pudieron al fin celebrar que el equipo tiene capacidad no solo para competir de tú a tú en la categoría, sino para derrotar a los grandes. El plantel que dirige Dani Mori solo había podido saborear las mieles de la victoria en dos ocasiones durante toda la primera vuelta, y tras el pitido final estallaron de felicidad en el vestuario.
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