jueves, 17 de mayo de 2018

Las imágenes de los ultras del Olympique de Marsella que no mostró la televisión en la final de la Europa League

El Atlético de Madrid se proclamó ayer campeón de la Europa League (triunfo 3-0 sobre el Olympique de Marsella) en la final de la niebla. No hubo apenas tramo del partido que no contara con una espesa capa de humo cubriéndolo todo y no por motivos naturales. Por motivos artificiales y violentos. Los radicales franceses desplegaron durante todo el partido cientos de bengalas y decenas de petardos que, por momentos, hicieron temer por la seguridad del partido y de los asistentes.
Incluso antes del choque, muchas horas antes, hubo incidentes dentro del recinto con estos artefactos pirotécnicos. Hasta dos bengalas impulsadas por un motor se colaron desde el cielo hasta el mismo terreno de juego, donde aterrizaron ya con un paracaídas desplegado. Vandalismo 2.0.
Un operario recoge una de las bengalas que aterrizó antes del partido. Imagen: Reuters
Con todo, el momento más intenso (también el de más tensión) se vivió al inicio del partido, cuando el fondo donde se encontraban los ultras se transformó en un 'infierno' de color rosa intenso. Un infierno que la señal de televisión que emitía el partido no ofreció por órdenes de UEFA. Este tipo de actos, considera el organismo, no deben ser retransmitidos porque suponen una forma de publicidad para sus precursores e incita a que se repitan en busca de su minuto de gloria.
Como si de una sola llamarada se tratase, una multitud de bengalas se unieron para dibujar una imagen insólita, más en competiciones UEFA, donde los controles de seguridad son estrictos. Ayer había hasta tres anillos de policía y seguridad privada antes de llegar al estadio. Fue insuficiente. Las bengalas no sólo se encendieron en el sector donde estaban los más radicales, sino también en otros anfiteatros. El fondo donde estaba la afición del Atlético también vio como se iluminaban varios artefactos pirotécnicos, aunque con menos intensidad que en el lado colchonero.
Al final del partido, con el 3-0 de Gabi, las bengalas (que nunca dejaron de encenderse de forma intermitente) emergieron de nuevo con fuerza y una lluvia de petardos sobre la portería de Oblak obligó a Kuipers, el árbitro, a parar el encuentro durante varios segundos. Mientras, la realización seguía a lo suyo y, por órdenes estrictas de UEFA, no ofreció apenas imagen alguna de estos altercados.

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