Seguramente hay un grupo de rusos que están felices por la eliminación de su selección a menos de Croacia: los integrantes del equipo especial para control de masas y disturbios, quienes habrían tenido un día muy complicado con una semifinal Rusia vs Inglaterra.
Aún así, no será buena idea acudir a bares que pasen el juego semifinal o acercarse el miércoles al Estadio Luzhniki, ya que la sola llegada de los británicos a esta instancia, en territorio ruso, ya encendió el punto más rojo del evento.
En el estadio estará en disputa el segundo boleto a la final del Mundial, pero en las calles lo que estará en "juego" es una cuestión de honor, territorio y hasta prestigio internacional. Los hooligans prometieron viajar a Rusia como fuera (muchos están fichados) para demostrarle a sus enemigos, los ultras del Spartak, que son los mejores. Es muy probable que se topen con la incontrolable Fratria, creada desde 2005 para defender su tierra de "los invasores".
El grupo que nació para aglutinar a los ultras más violentos de Moscú se entrena a conciencia para sembrar el terror y en 13 años ya están entre los tres más violentos de Europa, muy cerca de ingleses y polacos.
A diferencia de los hooligans, en la Fratria no se permite ni alcohol ni drogas. Por fortuna, en sus 'entrenamientos' multitudinarios en bosques de Moscú, están prohibidas las armas blancas o de fuego.
Eso sí, los rusos han aclarado que su "objetivo" son los radicales británicos y serán cuidadosos con los verdaderos fans que lleguen a su país buscando disfrutar de la fiesta futbolera.
Otro detalle para la policía, según reportes de la prensa local: la Fratria ya suma cerca de 2,000 integrantes, quienes no actúan en grupos mayores a los 100 integrantes, con lo que buscan eludir y confundir a los elementos de seguridad.
Pocos esperaban a Rusia e Inglaterra en semifinales; pocos, además de la policía militar rusa, que ya recibió el código rojo, pero que respiró con el último penal marcado por Rakitic.
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