jueves, 11 de septiembre de 2008

Misterio sobre el ataque a un estudiante que está en coma

Un intento de robo o un ataque basado en rivalidades futbolísticas. Esas podrían ser algunas de las motivaciones de la agresión a Cristian Gabriel De Giorgi, estudiante secundario de 17 años que fue baleado la madrugada del domingo en una esquina de Arroyito.
Las dos teorías que le contaron los amigos del adolescente herido a su madre tienen cierto sustento: uno de los compañeros de Cristian fue golpeado y asaltado y otro fue blanco de una intimidación vinculada con la tradicional rivalidad entre los dos equipos de la ciudad. "Central se planta, Newell’s corre", le gritó uno de los agresores antes de gatillarle varias veces un arma de fuego. El pibe no corrió riesgo porque no salió ningún proyectil.
Cristian no tuvo la misma suerte. Recibió un balazo que le atravesó la región lumbar cuando escapaba de los atacantes. El proyectil le perforó el bazo, un riñón y parte del estómago. Anoche estaba internado, por tercer día, en coma farmacológico asistido con un respirador. "Tuvieron que hacerle una cirugía reparadora de esos órganos", contó ayer a la tarde la madre del adolescente, Marisa De Giorgi, en la sala de terapia intensiva del Hospital de Emergencias.
Un oscuro incidente. Cristian cursa el tercer año en la escuela municipal de danzas Nigelia Soria y vive en un Fonavi ubicado en Hipócrates al 4600, en zona sur. Es hincha de Central y asiste habitualmente al Gigante de Arroyito para presenciar los partidos que disputa el equipo auriazul. Otro de sus hábitos es ir a bailar con sus amigos y compañeros de la escuela a un boliche de la zona del parque Alem. El sábado acudió a esa discoteca.
Cerca de las 5 del domingo, Cristian y sus amigos ya habían salido de la discoteca y atravesaban la avenida Alberdi. Eran unos siete jóvenes que esperaban un colectivo de la línea 107 que los llevaría a sus casas.
Cuando llegaron al cruce de la avenida con José Ingenieros fueron emboscados por cuatro muchachos veinteañeros que llegaron en dos motos. Los recién llegados parecían muy agresivos. Los pibes del grupo en el que estaba Cristian sólo atinaron a replegarse.
El móvil incierto. Los motociclistas, según le contaron a Marisa, actuaron con crueldad. A un chico llamado Leonardo lo golpearon con ferocidad y lo despojaron de su ropa y del poco dinero que tenía encima. Tuvieron que atenderlo en el Hospital Alberdi, pero ya le dieron el alta. Por esa razón Cristian y sus amigos presumieron que estaban frente a asaltantes, pero un gesto posterior de uno de los atacantes los desconcertó.
Fue cuando uno de los que estaban en el grupo agresor exclamó: "Central se planta", Ñubel corre", mientras gatillaba un arma de fuego sobre la cabeza de uno de los adolescentes. De milagro, no salió ningún proyectil. Los chicos creyeron entonces que estaban, según Marisa, frente a hinchas canallas que los confundían con simpatizantes leprosos.
Ante la amenaza, Cristian y sus amigos escaparon corriendo. Los motociclistas salieron tras ellos y abrieron fuego. Uno de los cuatro balazos que dispararon dio en el cuerpo de Cristian. Los médicos le extrajeron un proyectil calibre 22. Ayer los médicos evaluaban realizarle una "cirugía exploradora" en la zona de la herida.
Lo balearon en José Ingenieros y Alberdi el domingo al salir de bailar. Sin rastro de sus agresores

No hay comentarios:

Publicar un comentario