lunes, 20 de octubre de 2008

Comportamiento ejemplar

El saldo de incidentes entre ambas aficiones se redujo a un acta de la Policía Nacional por intento de lanzamiento de una piedra al tren de aficionados del Elche. Este exiguo bagaje fue el fruto del férreo sistema de seguridad pergeñado por los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. Asimismo, las horas de trabajo invertidas por José Alcaraz, consejero de Peñas y Seguridad del Hércules, también dieron su fruto y el clásico provincial se disputó en un ambiente envidiable, bajó un sol más propio de hace un par de meses, y ante unos 18.000 espectadores.
En las gradas aparecieron pancartas de todo pelaje y la imagen de Preferente durante la salida de los jugadores fue para enmarcar debido al tifo blanquiazul que preparó el club herculano. Resaltaron mensajes como los de "Santa Pola es herculana", mientras que en el Fondo Norte y Preferente se coreó a la afición rival que el curso próximo pulularía por Segunda B.
Por su parte, la afición del Elche no se desplazó al Rico Pérez de forma masiva, como la temporada anterior, pero cerca de medio millar de seguidores del conjunto ilicitano estuvieron todo el encuentro animando a su equipo pese a que todavía sigue a la cola de la clasificación.
Al final del partido se mostraban satisfechos por el punto sumado y confiados en que el empate sea un punto de inflexión para salir del pozo de la tabla, una vez que David Vidal ya no lleva las riendas del vestuario del Martínez Valero.
La mayoría de los aficionados del Elche que se dieron cita en el estadio blanquiazul pertenecían a la peña "Jove Elx", aunque la Agrupación de Peñas también completó un autocar, al igual que la peña "Zona 24 Arnal".
Desde primera hora de la mañana, los componentes de la "Jove Elx" se concentraron en la puerta de la Estación de Trenes de Elche. La consigna era clara antes de viajar a Alicante: "Hay que animar al equipo y dejarse de tonterías porque las multas pueden ser elevadas", comentaba el coordinador de la peña.
Después de los exhaustivos cacheos por parte de la fuerzas de seguridad, los aficionados fueron subiendo al tren entre cánticos de apoyo al conjunto ilicitano e insultos hacia el Hércules. En el viaje hacia la capital se escuchaban comentarios como los siguientes: "Estamos muy desanimados con la marcha del equipo, pero hoy había que venir" o "esto no te lo pueden contar". En la Estación de Alicante les esperaban más miembros de la Policía Nacional, en este caso de la Jefatura de Alicante, que les condujeron hasta el Rico Pérez férreamente escoltados.
Saludos tradicionales
Nada más empezar el camino desde la Avenida de Salamanca, los franjiverde comenzaron a cantar tras ver como desde una ventana aparecía una familia que tradicionalmente sale cada año a saludarles con bufandas y banderas del Elche.
Un vez en el recinto blanquiazul, comenzaron los típicos intercambios de cánticos e insultos entre las dos aficiones. Los seguidores franjiverde se pusieron de espalda cuando por megafonía se oyó el himno del Hércules (en versión karaoke) y durante el encuentro siguió la "pelea coral" por ver quién cantaba más alto y mejor pese a que los visitantes estaban en franca minoría.
Los aficionados del cuadro ilicitano se fueron animando al ver la mejoría en el juego de su equipo y se frotaban los ojos porque la posibilidad de llevarse los tres puntos del Rico Pérez era real. Incluso en el minuto 80 se atrevieron a corear varios "olés" coincidiendo con varios pases seguidos de los jugadores de Claudio ante un Hércules aturdido y al que le flaqueaban las fuerzas.
Cuando el árbitro señaló el final del choque, la satisfacción por el punto conseguido y por acumular la cuarta temporada sin perder en el Rico Pérez eran la nota generalizada. Los jugadores agradecieron los apoyos y la afición del Elche se atrevió incluso a entonar la habanera "Aromas Ilicitanos", santo y seña de la ciudad de las palmeras.
Tras unos minutos en los que la Policía Nacional esperó a que se fueran marchando los aficionados del Hércules para evitar cualquier problema, los franjiverde fueron desalojados entre la indiferencia, ya que el empate dejó cabizbajos a los locales.
Unos se marcharon hacia sus autocares y otros a sus vehículos particulares para regresar a la ciudad vecina. El resto, que era la mayoría, fueron escoltados hasta la estación del tren para volver de nuevo casa contentos por el empate y por la ausencia de incidentes pese a la masiva afluencia de aficionados de ambos equipos.

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