Kaunas, ciudad devota del basket, muestra su apoyo a Ucrania y a sus equipos ante la grave crisis del país.
El Budivelnik jugó allí el martes la ida de los octavos de final de la Eurocup, ante el Nanterre (86-82), con las gradas del Zalgirio Arena teñidas de amarillo y azul con banderas ucranianas.
Una imagen que se ha repetido esta tarde en la visita del CSKA de Moscú al Zalgiris.
Los aficionados lituanos han vuelto a sacar las banderas ucranianas, además de silbar y dar la espalda a la presentación de los jugadores del CSKA, un club afiliado durante muchos años al ejército de la URSS.
La protesta la habían organizado los seguidores a través de Facebook bajo el lema 'Dale la espalda al club del Ejército Rojo', según ha informado en Twitter @LithuaniaBasket.
Y añadían que "no es una falta de respeto a los jugadores a la nación rusa. Mostramos nuestro apoyo a la soberanía de Ucrania y a la integridad territorial".
En una de las gradas, además, había una pancarta en la que se leía el lema "Nosotros apoyamos unánimemente a Ucrania".
Los aficionados lituanos condenan así la política rusa, con la invasión armada de la península de Crimea, una república autónoma de Ucrania cuyo Parlamento es prorruso.
Un suceso que les trae a la memoria lo vivido en sus carnes hace más de 70 años: la Unión Soviética invadió en 1940 Lituania, que no volvió a ser independiente hasta 1991.
A pesar de esta animadversión del público local, el CSKA se ha llevado la victoria en el último suspiro: el tapón de Aaron Jackson en el intento de triple final de Justin Dentmon ha dejado el 86-88 final.
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