martes, 2 de diciembre de 2014

Casi diez horas recluidos en los autobuses antes de emprender el regreso

Una vez finalizada la batalla, la Policía devolvió a los Riazor Blues a los autocares y mandó estos vehículos a la Casa de Campo, en donde permanecieron durante todo el día.
El desconcierto era total y las versiones contradictorias. Entretanto, la vida de Francisco Javier Romero Taboada se va apagando poco a poco. Una uci móvil del Samur intenta reanimarlo antes de ingresarlo en el Clínico de San Carlos. Todos los esfuerzos son inútiles. En torno a las dos de la tarde, lo desenchufan y minutos después se confirma su muerte.
Antes se habían identificado un centenar de personas y se detuvo a 21, entre ellos un veterano hincha de 52 años.
La Policía interrogó también a los hosteleros de la zona, además de a los regentes de algunos puestos de ventas de bufandas y bebidas para tratar de conocer lo sucedido.
Posteriormente, procedieron con los conductores de los autobuses, que tuvieron que relatar el viaje desde el inicio hasta el final.
Los miembros de seguridad del Estado oficializan las detenciones y, asistidos por un abogado, los seguidores son interrogados.
A las nueve de la noche, se autoriza el regreso de los autobuses. A las cuatro de la mañana, llegan a A Coruña. Uno de ellos finaliza su trayecto en el barrio de Os Castros, mientras que el otro lo hace al punto de partida. Ya no hay parada Collado Villalba. Además del fallecido, varios seguidores no regresan al encontrarse en los calabozos de comisaría.

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