martes, 2 de diciembre de 2014

Un viaje más que acabó en tragedia

La investigación policial sigue abierta y poco a poco se van conociendo datos de cómo se produjo la reyerta entre Riazor Blues y Frente Atlético. Sin embargo, cómo se gestó la batalla sigue siendo una incógnita: quedada directa a través de WhatsApp, retos entre algunos integrantes de uno y otro bando sin lugar ni hora, o directamente emboscada. Según trascendió, los detenidos niegan que estuviera acordado el duelo al amanecer.
Una de las hipótesis manejadas por la Policía que cobra más fuerza es que los Blues querían sorprender a sus rivales ultra en el propio Calderón. Como sucedió hace dos años, intentaban presentarse en el campo sin que nadie lo supiera y recibirlos allí en un gesto de desafío. Algo así como demostrar que se habían vuelto a colar en su casa sin que nadie se lo hubiera podido impedir. El motivo de que fueran detectados podría estar en la indiscreción de alguno de los expedicionarios, que se habría retado con miembros del Frente y habría descubierto así su presencia en Madrid.
A la espera de que se confirme alguna de las hipótesis sobre qué generó el encuentro, esta es la reconstrucción de los hechos realizada a partir de testimonios de fuentes cercanas a la investigación y de algún hincha desplazado en los buses de los coruñeses.
Autobuses
Un representante de los Blues contrató una compañía de autocares de Lugo
Según diferentes fuentes consultadas, dado que muchas empresas de A Coruña, se muestran reticentes a viajar con los Riazor Blues, la agrupación lleva tres años aproximadamente recurriendo a esta compañía de Lugo para organizar sus desplazamientos. En esta ocasión sucedió así. Se pactó el precio y, según aseguran desde la empresa, se abonó el importe antes de salir de A Coruña.
Salida
Unos noventa seguidores en dos autocares emprenden el viaje hacia Madrid
Esta vez el Palacio de la Ópera de A Coruña se convirtió en el punto de encuentro de los alrededor de noventa seguidores que emprendieron rumbo a Madrid. En otras ocasiones han partido desde diferentes zonas de la ciudad, incluso desde localidades cercanas, como Betanzos. La hora de la cita, la una de la mañana, con el objetivo de alcanzar la capital de España a primera hora de la mañana del domingo. La expedición, formada toda por hombres, incluye desde jóvenes casi adolescentes, hasta varios que sobrepasaban los cincuenta años. Casi ninguno llevaba distintivos identificativos del Deportivo.
Primera parada
Dos expedicionarios más se unieron al grupo en Guitiriz
Menos de una hora después de haber partido, dos integrantes más de los Riazor Blues se suben a uno de los autobuses en la localidad lucense.
Penúltima parada
Entre diez y doce jóvenes más se subieron en Collado Villalba
Tras varias paradas para estirar las piernas, ir al baño, fumar y desayunar, poco antes de las ocho de la mañana, los autocares paran a la altura de Collado Villalba para recoger a unos doce jóvenes que tampoco lucen ningún distintivo identificativo de pertenecer a club alguno.
Llegada a Madrid
Dos utilitarios marcaron el camino a seguir por las calles de la capital de España
Los dos autocares de seguidores blanquiazules recorrieron las calles de Madrid mientras seguían a dos turismos. La intención de esta maniobra era que estos vehículos avisasen a los autobuses de posible presencia policial. Se trataba de evitar que los agentes reconociesen a los ultras y que los recluyesen en algún lugar seguro hasta los instantes previos al partido.
Fin del trayecto
Los hinchas coruñeses se bajaron de los autocares en el puente de Segovia
Pasaban cinco minutos de las ocho y media de la mañana cuando los hinchas se apearon de los autobuses. Fue a la altura del puente de Segovia. El desembarco fue rápido y los hinchas se dispersaron en busca de algunas cafeterías de la zona.
Comienza la batalla
Los radicales se lanzan sillas y palos, y disparan bengalas
Aún no habían dado las nueve de la mañana cuando los radicales se encuentran en las calles de Madrid y comienzan la batalla. Vuelan las sillas y los palos, se disparan bengalas y empiezan a verse cuchillos y navajas. El resultado, ya conocido, varios heridos y un muerto, Jimmy Romero Taboada, quien recibió una brutal paliza antes de tirarse al río Manzanares. Tras ser rescatado, fue atendido, pero los servicios médicos no pudieron salvarlo.

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