En el café de la Plaza de Sintagma, que establecí como uno de mis centros de operaciones, a poco de pasadas las ocho de la mañana el ambiente es muy diferente al de ayer a las 10 de la noche. El grueso de los que caminan por la plaza, que tiene no más de una manzana de perímetro, son atenienses que van a encarar sus ocupaciones diarias; o algunos turistas de los que vinieron a Grecia por su belleza y no por el fútbol.
La masa de aficionados parece estar durmiendo aún. Sin embargo, acá en el bar, unas mesas más allá, dos hinchas del Liverpool toman unos enormes jugos de naranja acompañando sus cafés.
Era una imagen improbable anoche, cuando el centro de la plaza era un altavoz humano, amplificado por grandes vasos de cerveza, que cantaba "Nunca caminarán solos", "Rafa, Rafa, Rafa Benítez" y otros himnos de los rojos del norte de Inglaterra.
"Los aficionados del Liverpool son los mejores del mundo"
"Los aficionados del Liverpool son los mejores del mundo", le decía un hincha milanés a BBC Deportes, mientras intentaba infiltrarse en los rituales del Kop (como se conoce al grupo de seguidores más férreos del club inglés).
Reconocía que la disputa entre hinchas la viene ganando el Liverpool, aunque esperaba que entre el martes y el miércoles "lleguen más tifosi rossoneri y que la fiesta siga adelante". Según le explicaba un miembro de la organización del Festival de la Champions, Thomas Giordano, a BBC Deportes, "los hinchas del Liverpool siempre viajan algunos días antes del partido y se quedan unos días después".
"Lo hemos visto también en Estambul, los del Milan van a venir un día antes o el mismo día del partido y se van en seguida".
Los que llegaron temprano tuvieron la oportunidad de disfrutar más del Festival de la Champions, un evento que ofrece diversos tipos de entretenimiento (juegos, exhibiciones, partidos espontáneos y hasta una clínica de fútbol que dictará el miércoles el mismísimo Zinedine Zidane) en varios puntos de la ciudad.
"La idea de la UEFA es darle también la posibilidad a la gente del país de poder vivir la experiencia de la Champions, y no solamente para los aficionados que tienen un billete para ir a ver el partido", explicó.
Por ahora los rivales son amigos y celebran la fiesta de la final de manera pacífica.
Los seguidores del Liverpool pueden, igual, estar contentos porque ya consiguieron una victoria para su equipo. Ganaron el partido de los hinchas.
Y lo hicieron por ahora en un clima pacífico, a pesar de los temores de los organizadores ¿Michel Platini, presidente de la UEFA llamó en la carta de presentación del evento a tener una final sin violencia- y de las autoridades atenienses, que destinaron a 7.500 de sus efectivos policiales para el control de la seguridad previa al partido (aunque el total de los 15.000 policías de la ciudad puede entrar en acción de ser necesario).
Todavía siguen llegando simpatizantes de uno y otro lado, pero hasta el momento todo hace prever una final tranquila, más parecida a la de Estambul de hace dos años que a los conflictivos choques entre Manchester United y la Roma por cuartos de final de esta edición de la Liga de Campeones.
Hacia los taxis, buses y el metro salían en hordas, bajo un cielo que, a pesar de los presagios de un implacable clima estival, empapaba las calles a baldazos. Pero la lluvia fue pasajera, el sol salió con vigor, y los pequeños grupos del aeropuerto helénico se convirtieron en multitudes. La hotelería de la otrora capital de la civilización está colmada, y hasta cierto punto los locales siguen agradeciendo al equipo de Carlo Ancellotti que al eliminar al Manchester United les hayan evitado una final exclusivamente inglesa.
En la plaza Sintagma, uno de los puntos neurálgicos de la ciudad, elegido por la organización del torneo para desarrollar actividades recreativas, los hinchas del Liverpool no sólo son mayoría, sino que también son más notorios, porque sus grupos son ruidosos, animados, y a muchos de ellos se los ve casi todo el tiempo con una cerveza en la mano.
Otros se dedican a recorrer la ciudad y se animan con las exquisiteces de la cocina griega. Moussaka, pan pita con taramasalata o las simples y deliciosas aceitunas.
Y más allá no faltan quienes, si no fuera porque algunos como este cronista les avisan, ni saben que en la ciudad que visitan como simples turistas se llevará a cabo uno de los eventos deportivos del año. Para algunos habitantes de la ciudad, aunque no pasa desapercibido, el evento tampoco parece modificarles en mucho la existencia. La rutina de ellos sigue adelante, a pesar de la constante música electrónica en la Plaza de Sintagma, de los mini campeonatos infantiles y los partidos improvisados en el Antiguo Estadio Olímpico y del ajetreo que se vive alrededor del nuevo Estadio Olímpico En el estadio Panathenaean los niños juegan partidos de exhibición.
Aquel en el que uno de los protagonistas del miércoles próximo, el mediocampista del Liverpool Javier Mascherano, obtuvo con la selección argentina la medalla de oro. Cuando se reencuentren allí con el Milan sus compañeros y él intentarán defender la victoria de 2004 en Estambul, cuando sobrevivieron una paliza que el rossonero intentará volver a darles. Mientras los equipos concentran, planifican estrategias, atienden a la prensa, entrenan y buscan las mil y una maneras de calmar los nervios, los hinchas matan la ansiedad de la mejor manera posible, disfrutando de esta hermosa ciudad mediterránea.
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