Dos seguidores ingleses fueron detenidos hoy tras los incidentes que se produjeron en las inmediaciones de Mestalla antes del encuentro Valencia-Manchester confirmaron a Efe fuentes policiales.
Como consecuencia de los incidentes al menos dos de las personas que fueron atendidas por efectivos de la Cruz Roja fueron trasladados a un centro hospitalario, confirmaron a Efe fuentes de la propia Cruz Roja que no indicaron si los trasladados al hospital eran españoles o ingleses.
El altercado tuvo lugar menos de una hora antes del comienzo del encuentro cuando los aficionados de ambos conjuntos se lanzaron vasos y hubo alguna agresión muy cerca de las puerta del estadio.
Como consecuencia de los incidentes al menos dos de las personas que fueron atendidas por efectivos de la Cruz Roja fueron trasladados a un centro hospitalario, confirmaron a Efe fuentes de la propia Cruz Roja que no indicaron si los trasladados al hospital eran españoles o ingleses.
El altercado tuvo lugar menos de una hora antes del comienzo del encuentro cuando los aficionados de ambos conjuntos se lanzaron vasos y hubo alguna agresión muy cerca de las puerta del estadio.
Hubo huelga de sentido común en Mestalla. Con un lamentable espectáculo. Con un panorama desolador. Ayer fue uno de esos días en que los padres tienen justificado el miedo a llevar a sus hijos al futbol. La plácida mañana dio paso a miles de litros de cerveza, y la rubia, a dos batallas en las que se vieron envueltos los seguidores radicales del Valencia y los aficionados ingleses.
La primera trifulca se desencadenó una hora antes del encuentro, junto al monumento a la afición. Aficionados de uno y otro equipo se dedicaron todo tipo de lindezas y acto seguido los botes y vasos de cerveza volaban ante la estupefacta mirada del resto de seguidores. Más de cincuenta hombres (por bando) participaron en la pelea. El asunto se zanjó con un 'hooligan' del Manchester esposado y detenido gracias a la rápida intervención de las fuerzas policiales.
A unos cien metros, en la terraza del hostal-residencia Penalty de la avenida de Suecia, más de lo mismo. Un grupo de ultras ingleses animaban con cánticos a los 'red devils' hasta que unos diez radicales valencianistas los retaron en duelo. Al grito de 'a por ellos' comenzaron una pelea que acabó con las sillas del bar danzando por encima de sus cabezas. Resultado: otro aficionado inglés detenido y un herido leve que tuvo que ser atendido en la ambulancia.
Entre lo más grave de la batalla campal estuvieron las heridas sufridas por un aficionado valencianista, que obligaron a su inmediato traslado al Hospital Clínico para ser atendido. Al parecer, sufría una lesión en la cabeza que requería atención médica mayor de la que se le podía proporcionar en las ambulancias.
Las calles colindantes al coliseo del Valencia pueden dar fe de lo que fue una de las noches más movidas de los últimos años en Mestalla. Miles y miles de vasos derramados, un ambiente enrarecido por expresa culpa de los violentos y los de siempre, los valencianistas de sello, viendo el fútbol en las pantallas de los bares.
Por lo que respecta a la huelga general que vivió ayer España, no visitó Mestalla. Ni rastro de manifestaciones (tan sólo dos o tres personas con pancartas al inicio del encuentro) ni tampoco de piquetes informativos. Los negocios continuaron abiertos con normalidad en una noche poco edificante que nada tuvo que ver con la plácida mañana y la tranquila tarde.
Y es que el destino quiso que el Valencia retornara a la Champions League ante el todopoderoso Manchester United nada menos que en un día de protesta nacional. Curiosa y explosiva mezcla.
Había muchos temores, pero por la mañana Mestalla amaneció con relativa calma. Los ingleses, descamisados desde primera hora, tostaban sus cuerpos al sol a ritmo de cerveza. De mucha cerveza. Se hicieron fuertes en el bar Ciudad Real, lleno a rebosar durante toda la jornada, haciendo honor a su fama de grandes bebedores. Ni caso a los jugadores del Valencia, que tomaban el autobús en dirección al hotel de concentración entre los aplausos de la afición valencianista.
A mediodía llegó el gran desembarco de seguidores de los 'red devils'. Una roja marea de hinchas que bajaban lentamente de los siete autobuses que los habían transportado desde Manises. Directos a la particular oficina que el Manchester United puso a disposición de su afición, donde debían retirar las entradas para el partido.
La huelga era mera anécdota a la llegada de los ingleses. La gran mayoría de los negocios estaban abiertos sin haber recibido la visita de los piquetes, aunque en Suecia 15 los esperaban «por la tarde». La peor suerte la corrió el bar de Manolo el del Bombo. Una desagradable sorpresa recibió al aficionado más representativo de la afición española a primera hora de la mañana. «Cuando he llegado, habían puesto silicona a la cerradura. He tenido que romperla y, para poder entrar, he roto también un cristal», señalaba Manolo, quien aun así no perdía la sonrisa. «Si vienen más tarde, habrá que llamar a la policía y punto. Lo único que quiero es que la gente disfrute y que los aficionados ingleses se lo pasen bien».
Otro de los puntos de encuentro tradicionales para los seguidores británicos es la plaza de la Reina. Aunque durante la mañana apenas se dejaron ver diablos rojos en el corazón de Valencia, y es que se les había aconsejado que, sobre todo por la mañana, evitaran moverse por esta zona con motivo de la huelga.
Entre los pocos que paseaban por el centro de la ciudad se encontraban tres amigos, que como no, decidieron hacer una parada en una cafetería para tomar unas cervezas: «Llegamos ayer -por el martes- en un avión un grupo de 15 personas. A ver si nos encontramos con un buen partido, creo que quedarán 2-2», comentaba uno de ellos a quien delataba el escudo del Manchester United tatuado en el hombro.
A partir de las cinco de la tarde, el número de aficionados ingleses en el centro de la ciudad aumentó considerablemente. Alrededor de 300 pararon en las cafeterías situadas en la Plaza de la Reina. Unos seguidores que se limitaron allí a cantar y beber.
La primera trifulca se desencadenó una hora antes del encuentro, junto al monumento a la afición. Aficionados de uno y otro equipo se dedicaron todo tipo de lindezas y acto seguido los botes y vasos de cerveza volaban ante la estupefacta mirada del resto de seguidores. Más de cincuenta hombres (por bando) participaron en la pelea. El asunto se zanjó con un 'hooligan' del Manchester esposado y detenido gracias a la rápida intervención de las fuerzas policiales.
A unos cien metros, en la terraza del hostal-residencia Penalty de la avenida de Suecia, más de lo mismo. Un grupo de ultras ingleses animaban con cánticos a los 'red devils' hasta que unos diez radicales valencianistas los retaron en duelo. Al grito de 'a por ellos' comenzaron una pelea que acabó con las sillas del bar danzando por encima de sus cabezas. Resultado: otro aficionado inglés detenido y un herido leve que tuvo que ser atendido en la ambulancia.
Entre lo más grave de la batalla campal estuvieron las heridas sufridas por un aficionado valencianista, que obligaron a su inmediato traslado al Hospital Clínico para ser atendido. Al parecer, sufría una lesión en la cabeza que requería atención médica mayor de la que se le podía proporcionar en las ambulancias.
Las calles colindantes al coliseo del Valencia pueden dar fe de lo que fue una de las noches más movidas de los últimos años en Mestalla. Miles y miles de vasos derramados, un ambiente enrarecido por expresa culpa de los violentos y los de siempre, los valencianistas de sello, viendo el fútbol en las pantallas de los bares.
Por lo que respecta a la huelga general que vivió ayer España, no visitó Mestalla. Ni rastro de manifestaciones (tan sólo dos o tres personas con pancartas al inicio del encuentro) ni tampoco de piquetes informativos. Los negocios continuaron abiertos con normalidad en una noche poco edificante que nada tuvo que ver con la plácida mañana y la tranquila tarde.
Y es que el destino quiso que el Valencia retornara a la Champions League ante el todopoderoso Manchester United nada menos que en un día de protesta nacional. Curiosa y explosiva mezcla.
Había muchos temores, pero por la mañana Mestalla amaneció con relativa calma. Los ingleses, descamisados desde primera hora, tostaban sus cuerpos al sol a ritmo de cerveza. De mucha cerveza. Se hicieron fuertes en el bar Ciudad Real, lleno a rebosar durante toda la jornada, haciendo honor a su fama de grandes bebedores. Ni caso a los jugadores del Valencia, que tomaban el autobús en dirección al hotel de concentración entre los aplausos de la afición valencianista.
A mediodía llegó el gran desembarco de seguidores de los 'red devils'. Una roja marea de hinchas que bajaban lentamente de los siete autobuses que los habían transportado desde Manises. Directos a la particular oficina que el Manchester United puso a disposición de su afición, donde debían retirar las entradas para el partido.
La huelga era mera anécdota a la llegada de los ingleses. La gran mayoría de los negocios estaban abiertos sin haber recibido la visita de los piquetes, aunque en Suecia 15 los esperaban «por la tarde». La peor suerte la corrió el bar de Manolo el del Bombo. Una desagradable sorpresa recibió al aficionado más representativo de la afición española a primera hora de la mañana. «Cuando he llegado, habían puesto silicona a la cerradura. He tenido que romperla y, para poder entrar, he roto también un cristal», señalaba Manolo, quien aun así no perdía la sonrisa. «Si vienen más tarde, habrá que llamar a la policía y punto. Lo único que quiero es que la gente disfrute y que los aficionados ingleses se lo pasen bien».
Otro de los puntos de encuentro tradicionales para los seguidores británicos es la plaza de la Reina. Aunque durante la mañana apenas se dejaron ver diablos rojos en el corazón de Valencia, y es que se les había aconsejado que, sobre todo por la mañana, evitaran moverse por esta zona con motivo de la huelga.
Entre los pocos que paseaban por el centro de la ciudad se encontraban tres amigos, que como no, decidieron hacer una parada en una cafetería para tomar unas cervezas: «Llegamos ayer -por el martes- en un avión un grupo de 15 personas. A ver si nos encontramos con un buen partido, creo que quedarán 2-2», comentaba uno de ellos a quien delataba el escudo del Manchester United tatuado en el hombro.
A partir de las cinco de la tarde, el número de aficionados ingleses en el centro de la ciudad aumentó considerablemente. Alrededor de 300 pararon en las cafeterías situadas en la Plaza de la Reina. Unos seguidores que se limitaron allí a cantar y beber.