Una de las primeras cosas que aprendió el delantero español Raúl a su llegada al Schalke alemán es que hay un objetivo prioritario: ganarle al archirrival y vecino Borussia Dortmund en un derbi que mañana vivirá una nueva edición en Gelsenkirchen.
"Sé que tenemos que ganar sí o sí al Borussia Dortmund. Es la gran alegría que les queremos dar a los aficionados, y naturalmente también estar por encima de ellos en la tabla al final de la temporada", repitió el atacante la letanía del Schalke.
El duelo promete ser explosivo. Desde hace años, el Schalke llega al encuentro siendo favorito y ha ganado todos los clásicos de los últimos tres años. Pero esta vez la situación se ha revertido.
El plantel del ex madridista y de sus compatriotas José Manuel Jurado y Sergio Escudero viene dando tumbos desde el comienzo de la temporada: ha perdido los tres partidos de Liga y sufrió una derrota por 1-0 ante el Olympique Lyon en el debut en la Liga de Campeones.
Ser vencido por el Dortmund hundiría al equipo dirigido por Felix Magath al último puesto de la clasificación y dejaría por los suelos los ánimos de la hinchada, que perdona todo menos un derbi perdido.
Sin embargo, la rivalidad entre ambos clubes no es tan agresiva como antes, cuando los clásicos acababan en hechos luctuosos.
Así, por ejemplo, los aficionados del Schalke apoyaron el boicot de hinchas del Dortmund contra el aumento del precio de las entradas más baratas en el estadio de Gelsenkirchen.
Unos 1.600 hinchas del Dortmund devolvieron los billetes y el bloque de visitantes tendrá un aspecto fantasmagórico durante el encuentro con el que se cierra mañana la cuarta fecha.
"Es una medida notable", elogió en declaraciones al semanario "Der Spiegel" Thomas Kirschner, miembro de los "Ultras Gelsenkirchen".
En Dortmund, el clásico número 136 despierta las expectativas de un gran triunfo. La dupla goleadora integrada por el internacional paraguayo Lucas Barrios y por Mario Götze consiguió un 4-3 sobre el Lviv ucraniano en la Liga Europa.
"Lo que le debemos a la hinchada es la victoria en el derbi", proclamó Barrios, autor de goles en los últimos seis encuentros del Dortmund fuera de casa.
Para evitar caldear aún más los ánimos, el gerente del Dormtund, Hans-Joachim Watzke, llamó al mediocampista Kevin Grosskreutz, un jugador nacido en Dortmund y que odia al club vecino desde la niñez, para pedirle mesura en el encuentro.
El clásico se celebrará entre medidas de seguridad extremas para evitar desemanes. El personal de seguridad del estadio se incrementará de 500 a 725 personas y la policía reforzará también su presencia.
En septiembre del año pasado, un grupo de ultras del grupo "Gelsenszene" golpeó a traseúntes en el centro de Dortmund y les sustrajo banderas y bufandas que presentaron luego como trofeo de guerra, recuerda "Der Spiegel".
Un "hacker" hincha del Dortmund se vengó poniendo en la página oficial del club de Gelsenkirchen la inscripción "Muerte y Odio al Schalke" y de paso robó 100.00 direcciones y datos de usuarios.
Historias laterales del gran derbi del oeste alemán, el primero de Raúl, que quizás recuerde sus choques contra el Atlético de Madrid y contra el Barcelona cuando vestía la camiseta blanca del Real Madrid.
"Sé que tenemos que ganar sí o sí al Borussia Dortmund. Es la gran alegría que les queremos dar a los aficionados, y naturalmente también estar por encima de ellos en la tabla al final de la temporada", repitió el atacante la letanía del Schalke.
El duelo promete ser explosivo. Desde hace años, el Schalke llega al encuentro siendo favorito y ha ganado todos los clásicos de los últimos tres años. Pero esta vez la situación se ha revertido.
El plantel del ex madridista y de sus compatriotas José Manuel Jurado y Sergio Escudero viene dando tumbos desde el comienzo de la temporada: ha perdido los tres partidos de Liga y sufrió una derrota por 1-0 ante el Olympique Lyon en el debut en la Liga de Campeones.
Ser vencido por el Dortmund hundiría al equipo dirigido por Felix Magath al último puesto de la clasificación y dejaría por los suelos los ánimos de la hinchada, que perdona todo menos un derbi perdido.
Sin embargo, la rivalidad entre ambos clubes no es tan agresiva como antes, cuando los clásicos acababan en hechos luctuosos.
Así, por ejemplo, los aficionados del Schalke apoyaron el boicot de hinchas del Dortmund contra el aumento del precio de las entradas más baratas en el estadio de Gelsenkirchen.
Unos 1.600 hinchas del Dortmund devolvieron los billetes y el bloque de visitantes tendrá un aspecto fantasmagórico durante el encuentro con el que se cierra mañana la cuarta fecha.
"Es una medida notable", elogió en declaraciones al semanario "Der Spiegel" Thomas Kirschner, miembro de los "Ultras Gelsenkirchen".
En Dortmund, el clásico número 136 despierta las expectativas de un gran triunfo. La dupla goleadora integrada por el internacional paraguayo Lucas Barrios y por Mario Götze consiguió un 4-3 sobre el Lviv ucraniano en la Liga Europa.
"Lo que le debemos a la hinchada es la victoria en el derbi", proclamó Barrios, autor de goles en los últimos seis encuentros del Dortmund fuera de casa.
Para evitar caldear aún más los ánimos, el gerente del Dormtund, Hans-Joachim Watzke, llamó al mediocampista Kevin Grosskreutz, un jugador nacido en Dortmund y que odia al club vecino desde la niñez, para pedirle mesura en el encuentro.
El clásico se celebrará entre medidas de seguridad extremas para evitar desemanes. El personal de seguridad del estadio se incrementará de 500 a 725 personas y la policía reforzará también su presencia.
En septiembre del año pasado, un grupo de ultras del grupo "Gelsenszene" golpeó a traseúntes en el centro de Dortmund y les sustrajo banderas y bufandas que presentaron luego como trofeo de guerra, recuerda "Der Spiegel".
Un "hacker" hincha del Dortmund se vengó poniendo en la página oficial del club de Gelsenkirchen la inscripción "Muerte y Odio al Schalke" y de paso robó 100.00 direcciones y datos de usuarios.
Historias laterales del gran derbi del oeste alemán, el primero de Raúl, que quizás recuerde sus choques contra el Atlético de Madrid y contra el Barcelona cuando vestía la camiseta blanca del Real Madrid.
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