Dos aficionados de la UD Las Palmas fueron apedreados cuando intentaban acceder y marcharse (respectivamente) del estadio Heliodoro Rodríguez López, al que habían acudido para presenciar el derbi del fútbol canario entre el CD Tenerife y el equipo grancanario.
Según informaron fuentes de la Subdelegación del Gobierno en Santa Cruz de Tenerife, los hechos más graves de los registrados por el dispositivo de seguridad creado para el derbi fueron sendos apedreamientos, uno a la subida y otro a la bajada de la avenida San Sebastián, a la altura del estadio.
Las mismas fuentes quitaron importancia a los hechos, ya que en el caso del aficionado que fue apedreado a la bajada, rehusó ser atendido por la ambulancia, puesto que hubiese perdido el barco para regresar a Gran Canaria.
Efectivos de la Policía Nacional identificaron a varias personas que habían arrancado los retrovisores de algunos coches. Estos individuos se quedaron rezagados cuando el grupo de seguidores de la UD se dirigía al estadio.
Las prisas impuestas por la cercanía de la llegada de los barcos y el comienzo del partido, hizo que, cuando los aficionados venían subiendo, unos cuantos se quedaran descolgados detrás.
Una vez fuera de la vigilancia policial, rompieron retrovisores de coches, lo que hizo que los agentes les identificasen. Además, en el interior de los barcos, a algunas personas se le requisaron bengalas.
Ya dentro del estadio, se levantaron varias sanciones por incumplimiento de la Ley 1/92 del Deporte. Aunque desde la Subdelegación no precisaron la causa de las sanciones, se refieren a determinados comportamientos relacionados con la violencia dentro del estadio. En otro orden de cosas, durante el partido se lanzó un petardo. Afortunadamente, los árbitros no decidieron levantar acta al respecto.
Según informaron fuentes de la Subdelegación del Gobierno en Santa Cruz de Tenerife, los hechos más graves de los registrados por el dispositivo de seguridad creado para el derbi fueron sendos apedreamientos, uno a la subida y otro a la bajada de la avenida San Sebastián, a la altura del estadio.
Las mismas fuentes quitaron importancia a los hechos, ya que en el caso del aficionado que fue apedreado a la bajada, rehusó ser atendido por la ambulancia, puesto que hubiese perdido el barco para regresar a Gran Canaria.
Efectivos de la Policía Nacional identificaron a varias personas que habían arrancado los retrovisores de algunos coches. Estos individuos se quedaron rezagados cuando el grupo de seguidores de la UD se dirigía al estadio.
Las prisas impuestas por la cercanía de la llegada de los barcos y el comienzo del partido, hizo que, cuando los aficionados venían subiendo, unos cuantos se quedaran descolgados detrás.
Una vez fuera de la vigilancia policial, rompieron retrovisores de coches, lo que hizo que los agentes les identificasen. Además, en el interior de los barcos, a algunas personas se le requisaron bengalas.
Ya dentro del estadio, se levantaron varias sanciones por incumplimiento de la Ley 1/92 del Deporte. Aunque desde la Subdelegación no precisaron la causa de las sanciones, se refieren a determinados comportamientos relacionados con la violencia dentro del estadio. En otro orden de cosas, durante el partido se lanzó un petardo. Afortunadamente, los árbitros no decidieron levantar acta al respecto.
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