Más de 200 efectivos garantizarán la seguridad antes, durante y después del partido de fútbol en el que se enfrentarán el próximo domingo, a las 11.00 horas, el Club Deportivo Tenerife y la Unión Deportiva Las Palmas.
Pese al numeroso despliegue acordado este miércoles en junta de seguridad, que contó con representantes del Club Deportivo Tenerife, la Dirección General de Seguridad y Emergencias, las policías Canaria, Nacional y Local así como la Guardia Civil y Cruz Roja, el subdelegado del Gobierno de España en la provincia, José Antonio Batista, no concretó si el partido será declarado “de alto riesgo o no”, decisión que dilatarán hasta el jueves.
Por parte de la Policía Nacional, 180 efectivos velarán por la seguridad de los ciudadanos durante los traslados. Medio centenar de los mismos lo harán desde el punto de partida de los cerca de mil aficionados que embarcarán desde Gran Canaria, quienes lo harán en dos barcos, uno a las 07.00 horas y otro a las 08.30 horas de la mañana del domingo.
En el puerto de Santa Cruz esperarán otros cien agentes que reunirán a los aficionados en un único grupo y los acompañarán en su traslado hasta el estadio Heliodoro Rodríguez López.
La Guardia Civil sumará una decena más de efectivos al dispositivo de seguridad, que también contará con cerca de una veintena de agentes de la Policía Canaria, encargados, principalmente, de colaborar con la protección de las autoridades invitadas al evento deportivo.
Por otro lado, la Policía Local pondrá a 54 agentes al servicio de este operativo, quienes se centrarán en el control del tráfico, así como en la seguridad ciudadana en general. Asimismo, 65 voluntarios sanitarios de Cruz Roja, un médico y cuatro enfermeras garantizarán la rápida asistencia sanitaria en caso de ser necesaria.
Los aficionados de la Unión Deportiva que no se dirijan inmediatamente a las puertas 1 y 35 en la que está prevista su entrada serán “disuadidos”, en palabras de Batista, quien aclaró que “todo ha sido medido”. Este operativo ha calculado, incluso, el número de aficionados por minuto que pueden entrar por cada puerta con la intención de que todo esté controlado con un margen de tiempo suficiente antes del encuentro deportivo.
Una vez dentro del recinto, los hinchas de la U.D. Las Palmas se localizarán en la curva de San Sebastián, como suele ser habitual, con pasillos sin ocupar a ambos lados y por debajo de los mismos, mientras que otro grupo importante cuenta con invitaciones para sentarse en la grada de Tribuna.
Una vez finalizado el clásico del fútbol canario, los aficionados procedentes de Gran Canaria abandonarán el estadio una vez lo haya hecho el resto de seguidores. Tras agruparlos, volverán a su Isla en dos barcos. El primero de ellos partirá a las 14.30 horas y el segundo, una hora más tarde.
Batista deseó que el encuentro sea “una fiesta en lo deportivo y que todo transcurra con normalidad”, lo que queda garantizado, a su juicio, con un despliegue policial superior a los 200 efectivos.
Pese al numeroso despliegue acordado este miércoles en junta de seguridad, que contó con representantes del Club Deportivo Tenerife, la Dirección General de Seguridad y Emergencias, las policías Canaria, Nacional y Local así como la Guardia Civil y Cruz Roja, el subdelegado del Gobierno de España en la provincia, José Antonio Batista, no concretó si el partido será declarado “de alto riesgo o no”, decisión que dilatarán hasta el jueves.
Por parte de la Policía Nacional, 180 efectivos velarán por la seguridad de los ciudadanos durante los traslados. Medio centenar de los mismos lo harán desde el punto de partida de los cerca de mil aficionados que embarcarán desde Gran Canaria, quienes lo harán en dos barcos, uno a las 07.00 horas y otro a las 08.30 horas de la mañana del domingo.
En el puerto de Santa Cruz esperarán otros cien agentes que reunirán a los aficionados en un único grupo y los acompañarán en su traslado hasta el estadio Heliodoro Rodríguez López.
La Guardia Civil sumará una decena más de efectivos al dispositivo de seguridad, que también contará con cerca de una veintena de agentes de la Policía Canaria, encargados, principalmente, de colaborar con la protección de las autoridades invitadas al evento deportivo.
Por otro lado, la Policía Local pondrá a 54 agentes al servicio de este operativo, quienes se centrarán en el control del tráfico, así como en la seguridad ciudadana en general. Asimismo, 65 voluntarios sanitarios de Cruz Roja, un médico y cuatro enfermeras garantizarán la rápida asistencia sanitaria en caso de ser necesaria.
Los aficionados de la Unión Deportiva que no se dirijan inmediatamente a las puertas 1 y 35 en la que está prevista su entrada serán “disuadidos”, en palabras de Batista, quien aclaró que “todo ha sido medido”. Este operativo ha calculado, incluso, el número de aficionados por minuto que pueden entrar por cada puerta con la intención de que todo esté controlado con un margen de tiempo suficiente antes del encuentro deportivo.
Una vez dentro del recinto, los hinchas de la U.D. Las Palmas se localizarán en la curva de San Sebastián, como suele ser habitual, con pasillos sin ocupar a ambos lados y por debajo de los mismos, mientras que otro grupo importante cuenta con invitaciones para sentarse en la grada de Tribuna.
Una vez finalizado el clásico del fútbol canario, los aficionados procedentes de Gran Canaria abandonarán el estadio una vez lo haya hecho el resto de seguidores. Tras agruparlos, volverán a su Isla en dos barcos. El primero de ellos partirá a las 14.30 horas y el segundo, una hora más tarde.
Batista deseó que el encuentro sea “una fiesta en lo deportivo y que todo transcurra con normalidad”, lo que queda garantizado, a su juicio, con un despliegue policial superior a los 200 efectivos.
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